El Real Zaragoza dio a conocer que está descartado que Papu sufra una lesión de importancia en su tobillo izquierdo tras haber sido sometido ayer por la mañana a pruebas médicas, concretamente a una resonancia magnética nuclear. Por lo tanto, como el propio club dijo en el comunicado, «está previsto que Papu, que ha seguido en las últimas sesiones un tratamiento y entrenamiento individualizados con respuesta positiva, se reincorpore próximamente a la dinámica de trabajo con el resto de sus compañeros con normalidad».

El georgiano volvió a encender todas las alarmas y a despertar todos los fantasmas de la pasada campaña, un curso en el que apenas pudo intervenir por diversos problemas en su tobillo izquierdo. En el entrenamiento del pasado martes, en un rondo, apoyó mal su tobillo, el mismo que tantos dolores de cabeza le había dado en el pasado. No hubo entrada de por medio ni contacto con otro compañero. Sus gestos de dolor hicieron presagiar lo peor y el georgiano se marchó camino de los vestuarios.

Afortunadamente, todo parece que ha quedado en un susto y que Papu no tiene una lesión importante en el tobillo. De todos modos, faltará saber cómo evoluciona su pie izquierdo, ya que la pasada temporada tampoco se veía en las pruebas un problema serio, pero al atacante georgiano le dolía el pie y no había manera de que las molestias remitieran.

Por ello, todavía hay que tener cierta precaución, aunque las primeras impresiones son positivas y se reincorporará pronto a la dinámica grupal, aunque faltará por saber cuándo regresará a los terrenos de juego.

UN AÑO DE PROBLEMAS

En el seno del Zaragoza se tiene la concepción de que Papu es casi como un fichaje para esta temporada. El curso pasado apenas pudo disputar 14 duelos, pero cuando estuvo bien físicamente dio destellos de su calidad y verticalidad. Se espera mucho del georgiano esta temporada, aunque para ello es primordial que el edema óseo no vuelva a fastidiar y lastrar su rendimiento en su tercera campaña en el fútbol español.

El calvario de Papu comenzó el 28 de septiembre del año pasado. El Real Zaragoza disputaba en Albacete la séptima jornada y el georgiano sufría un estiramiento en el ligamento de su tobillo izquierdo y una fuerte contusión sin rotura que, en principio, iba a dejarle tres semanas fuera. Todo ello venía después de que en la pretemporada tuviera problemas musculares.

Sin embargo, su ausencia se prolongó durante tres meses. Su regreso coincidió con el debut en el banquillo de Víctor Fernández. Papu marcó el tanto de la victoria ante el Extremadura y participó en tres encuentros más antes de volver a caer lesionado en la misma zona. Un golpe en un entrenamiento hurgó en la herida y la pérdida de confianza en los servicios médicos del club llevó a Papu a pedir permiso para tratarse en su país.