El tobillo izquierdo de Giorgi Papunashvili vuelve a envolver al zaragocismo en sudores fríos. El jugador georgiano, que apenas participó en catorce encuentros la pasada temporada como consecuencia de una lesión en esa misma zona, se retiró de la sesión preparatoria matinal de ayer tras sufrir un percance en ese tobillo. Las pruebas médicas a las que será sometido en las próximas horas dictaminarán si hay lesión o todo queda en una falsa alarma.

Todo sucedió en los primeros compases del entrenamiento. Durante un rondo de calentamiento, Papu realizó un mal apoyo con su tobillo izquierdo y abandonó la sesión. No hubo entrada de por medio ni contacto con otro compañero. Sus gestos de dolor hicieron presagiar lo peor y el georgiano se marchó camino de los vestuarios. «El jugador del Real Zaragoza Giorgi Papunashvili no ha podido finalizar la sesión de trabajo de esta mañana del equipo zaragocista en la Ciudad Deportiva, al haber sufrido molestias en su tobillo izquierdo durante la sesión. El futbolista georgiano seguirá tratamiento médico y fisioterápico en los próximos días y se someterá a pruebas complementarias para determinar el alcance de la posible lesión», indicó el club a media tarde.

En todo caso, todo apunta a que, en caso de que las pruebas detecten una lesión, esta será un esguince leve, pero los precedentes del jugador y el hecho de que los problemas afecten a una zona ya castigada, provocan que nada esté descartado. Papu preocupa. Y eso que el georgiano había regresado de las vacaciones dispuesto a recuperar el tiempo perdido. Su gran predisposición, su ilusión y sus ganas habían devuelto el optimismo en el club acerca de la posibilidad de recuperar la mejor versión de un futbolista en el que la dirección deportiva siempre ha depositado una fe enorme. De hecho, Lalo Arantegui fue el gran artífice de un jugador que, si bien ofreció un notable rendimiento en su primera temporada, quedó lastrado por los problemas físicos la pasada campaña, en la que fue el jugador de campo que menos minutos jugó.

UN ‘FICHAJE’ MÁS

Todo ello ha provocado que Papu, cuyo entusiasmo inicial se había reducido considerablemente en los últimos días, no sea indiscutible en un Zaragoza en el que los componentes de la segunda línea cuentan con una considerable competencia. Pero la confianza en las condiciones del georgiano se mantiene y, de hecho, su recuperación se considera un fichaje más de cara a la próxima campaña. Ahora, su tobillo dañado vuelve a sembrar la preocupación.

El calvario de Papu comenzó el 28 de septiembre del año pasado. El Zaragoza disputaba en Albacete la séptima jornada y el georgiano, en su primera aparición como titular, sufría un estiramiento en el ligamento de su tobillo izquierdo y una fuerte contusión sin rotura que, en principio, iba a dejarle tres semanas fuera del equipo. Sin embargo, su ausencia se prolongó durante tres meses. Su regreso coincidió con el debut en el banquillo de Víctor Fernández. Papu marcó el tanto de la victoria y participó en tres encuentros más antes de volver a caer lesionado en la misma zona. Una distensión en el ligamento le llevaba a sesiones en una cámara hiperbárica en Madrid pero un golpe en un entrenamiento hurgó en la herida.

La pérdida de confianza en los servicios médicos del club llevó a Papu a pedir permiso para tratarse en su país, donde el diagnóstico fue el mismo que aquí: edema con inflamación de un tendón de su tobillo izquierdo. Un mes estuvo en Georgia.