Tres meses después, volvió Papu. Córdoba fue el escenario de la reaparición del georgiano, que solo había jugado tres ratos en todo el 2019 como consecuencia de una lesión de tobillo cuya recuperación se alargó más de la cuenta. Papu apenas dispuso de una decena de minutos en el Nuevo Arcángel, pero fue tiempo suficiente para mostrar una de sus principales virtudes: la llegada. El mediapunta gozó de una clara ocasión de gol en la última jugada del partido, pero su disparo dentro del área se escapó a escasos centímetros del poste izquierdo de la portería defendida por Marcos Lavín.

Fue una aparición casi testimonial, pero casi siempre que juega Papu al Zaragoza le va bien. El georgiano ha participado en once encuentros hasta el momento -es el jugador de campo con menos minutos de la plantilla-, de los que el conjunto aragonés ha acabado ganando seis, con tres empates y apenas dos derrotas. Ambas caídas se remontan a la primera vuelta, cuando, de forma consecutiva, el Zaragoza fue superado por el Almería en tierras andaluzas (2-1) y por el Lugo en La Romareda (0-2). En los dos choques Papu fue suplente y saltó al campo en lugar de Gual y Buff, respectivamente. En Almería, todavía con 0-0 en el marcador, jugó media hora y frente a los gallegos saltó al descanso, con 0-1 en el luminoso.

Antes, el concurso de Papu había sido escaso. Una rotura de fibras sufrida en pretemporada mermó su estado físico y le impidió comenzar la Liga en plenitud. Así, en la primera jornada ante el Rayo Majadahonda (2-1) apenas jugó diez minutos y en Reus (0-0) también empezó en el banquillo y accedió al terreno de juego en el minuto 69 en lugar de Buff.

Justo después llegaría su primera titularidad. Fue en Copa ante el Deportivo de Natxo González. Papu marcó el primer tanto y encarriló la clasificación del Zaragoza para la siguiente ronda. Lo peor parecía haber pasado. Papu había vuelto. Nada más lejos de la realidad. Porque fue entonces cuando comenzó el calvario de un jugador que ya no volvería a ser el mismo. Un balonazo en Albacete le dañó un tobillo izquierdo que, pese a las primeras impresiones y diagnósticos médicos, le traería por la calle de la amargura. Era el minuto 38 y el Zaragoza perdía 2-0.

DE VUELTA

A partir de entonces, tres meses de recaídas y problemas. Alcaraz no pudo contar con Papu ni un solo minuto pero sí Víctor, cuya puesta en escena coincidió con la reaparición de un jugador que estaba llamado a ser un puntal básico del Zaragoza. Y la vuelta no pudo ser mejor. Papu aprovechó de la mejor forma posible los 25 minutos que le otorgó Víctor y anotó el tanto de la victoria ante un Extremadura que se había adelantado en el marcador. Otra vez, se hacía la luz al final del túnel. Pero Papu apenas duraría tres partidos más. Jugó media hora ante el Sporting en Gijón (1-2) y veinte minutos en Madrid frente al Rayo Majadahonda (2-2), donde su aportación coincidió con la remontada zaragocista.

Cuatro meses después, Papu volvía a a ser titular. Fue contra el Oviedo en La Romareda. El georgiano fue sustituido en el minuto 63, poco antes de que Álvaro marcara el primero de los dos goles con los que el Zaragoza derrotó a los asturianos (2-0).

Las sensaciones volvían a ser buenas, pero el tobillo de Papu volvería a darle problemas. La lesión se reproducía. Un edema con inflamación volvía a dejar fuera de juego al futbolista, que llegó a perder la confianza en los servicios médicos del club, al que pidió tratarse en su país. La entidad accedió, pero la ausencia de Papu se prolongó durante un mes ante una incomprensión generalizada que se acentuó cuando el jugador volvió fuera de forma y sin haberse calzado las botas en Georgia. Comenzaba otra pretemporada que concluyó el pasado domingo, cuando Papu regresó a un terreno de juego. En esta ocasión, Víctor aprovechó que el partido estaba decidido (0-3) para conceder minutos al jugador que le ayudaran a adquirir el ritmo perdido.

Por delante restan seis partidos en los que Papu, si no hay nueva recaída, estará disponible para Víctor, que al término del encuentro ante el Córdoba reiteró la importancia del futbolista. «Va a ser un jugador decisivo en este tramo final de temporada», indicó el entrenador.

De momento, el georgiano, cuya continuidad en el Zaragoza la próxima temporada es improbable, parece ya completamente restablecido de una dolencia que le ha dejado prácticamente inédito en la temporada que debía haber sido la de su explosión definitiva. A pesar de que el año pasado renovó hasta el 2022, el club ha puesto al jugador en el escaparate y escuchará cualquier oferta que llegue por él.