La tierra prometida está a un solo paso. Nunca estuvo tan cerca el cielo para un Real Zaragoza abrasado tras siete largos años en el infierno, una eternidad para los suyos, que, al fin, ven la luz. Siete son, también, las jornadas que separan a los de Víctor Fernández de regresar a casa, al lugar de donde nunca debió salir el club aragonés y hacia el que camina con paso firme y sin mirar atrás. Nada parece ser capaz de impedir la tenaz determinación de un equipo capaz de salir airoso de mil y un obstáculos, de infinidad de contratiempos y de multitud de desgracias. Ni siquiera el propio Lucifer, en forma de implacable coronavirus, ha podido detener el poderoso avance de un batallón consciente de que está, por fin, a las puertas de la gloria. El cielo ya no puede esperar más.

El derbi aragonés que este lunes dirimen Zaragoza y Huesca adquiere la dimensión propia de las grandes batallas. Unos, los locales, se auparán al liderato y darán un paso de gigante en su retorno al lugar perdido en caso de derrotar a un cuadro azulgrana al que solo le queda una bala en el cargador para optar a una de las dos primeras plazas. Si consigue dar en el blanco, seguirá vivo. Si falla se verá abocado a fiarlo todo a un playoff tan impredecible como traicionero.

A favor de los de Míchel juega, curiosamente, el factor cancha. Se cuentan con una sola mano las victorias locales desde que el fútbol regresó tras el parón de tres meses como consecuencia de la pandemia. El Zaragoza, de hecho, ha perdido los dos envites disputados en La Romareda en este periodo y ha ganado los dos que ha jugado fuera. No habrá estadio lleno ni fiesta alguna en una grada enfervorizada. No habrá recibimiento masivo al autobús ni miles de bufandas al viento. No contará el Zaragoza con medio gol de ventaja cuando el árbitro dé comienzo a la contienda. No. El duelo se dirimirá en silencio. Tan triste como desgarrador. Así tendrá que ser.

Pero esa ligera ventaja azulgrana se compensa con el ánimo de revancha de un Zaragoza que no está dispuesto a desviarse ni un ápice más de la senda que conduce directamente a la gloria. La derrota de la primera vuelta, en vísperas de Navidad, escuece todavía en el vestuario blanquillo, que, además, recupera efectivos para la ocasión. Puado y Vigaray, dos titulares indiscutibles, vuelven a la lista tras varias semanas fuera como consecuencia de sendos problemas musculares, aunque todo apunta a que comenzarán en el banquillo. Víctor no quiere arriesgar y, de este modo, comenzarán el encuentro desde el banquillo para ser utilizados por el entrenador en caso de que lo considere necesario.

La evolución de los dos jugadores ha sido positiva y ambos han elevado el pulgar para hacer saber a Víctor que puede contar con sus servicios, pero, en principio, el técnico no asumirá un riesgo que, en el caso de Vigaray, ya costó caro cuando, tras caer lesionado ante el Lugo, reapareció apenas un par de semanas después frente al Cádiz y tuvo que abandonar el partido en la primera parte tras recaer.

Tanto Vigaray como Puado son casi un talismán para el Zaragoza, que casi nunca pierde cuando ambos son de la partida. Con el catalán en el once, el equipo aragonés solo ha caído derrotado en una ocasión (en El Alcoraz frente al Huesca), mientras que, con Vigaray en el campo, el Zaragoza únicamente ha sucumbido ante el Albacete y fue en el último segundo.

A expensas de ello, Kagawa cuenta con muchas opciones de volver al once en detrimento de Burgui. El japonés, sin embargo, no acompañaría a Suárez desde la mediapunta, sino que se acostaría al flanco izquierdo dejando a Soro, más generoso en el esfuerzo y la presión, como cómplice más cercano al colombiano. Torres, tras su afortunada aparición en Almendralejo, repetirá como escudero de Eguaras, con Guti a su derecha. Si no juega Vigaray, Delmás, Nieto, Atienza y El Yamiq seguirán siendo el escudo de Cristian Álvarez.

El Huesca, por su parte, acude a la ciudad vecina con casi todo. Solo Dani Raba, con problemas físicos, se lo pierde. Falta por saber si Míchel seguirá apostando por los continuos cambios o si, al fin, dará consistencia a un once en el que, quizá, coincidan arriba Rafa Mir y Okazaki, aunque solo lo han hecho una vez. Las dudas también alcanzan a la defensa, donde no están claros ni los laterales ni la compañía de Pulido. El partido ya está aquí. Hay fútbol a las puertas del cielo.

En la jornada dominical, un penalti transformado por Merquelanz en el minuto 99 privó al Almería de dos puntos en su partido en Anduva frente al Mirandés (2-2). El resultado, unido a la derrota del Cádiz en su feudo ante el Tenerife el pasado sábado, permitiría al Zaragoza dar un paso de gigante en su objetivo de conquistar una de las dos plazas de ascenso directo. Una victoria de los blanquillos les otorgaría el liderato y aumentarían a siete los puntos sobre el tercero, el Almería y aventajaría en nueve al Huesca, cuarto, con solo 18 ya por jugar.