Cuando se hizo cargo de la dirección deportiva desembarcó con una idea continuista: aprovechar los mejores activos de la plantilla que se encontró hecha. El traumático final de temporada, en la que el equipo esquivó el descenso por los pelos, le hizo cambiar de planes de manera radical. Del continuismo se pasó a una ruptura total. El Real Zaragoza se quedó prácticamente sin nada y Lalo Arantegui empezó a construir casi desde cero trabajando sobre varias líneas maestras: apuestas arriesgadas, jugadores jóvenes y puerta abierta para la cantera. Todo con la prioridad de asaltar el ascenso, reto no conseguido. Pero también con la ambición de hacer proyecto y propiedad.

El Real Zaragoza sigue en Segunda. El plan, por lo tanto, no ha cumplido con su objetivo principal. Sin embargo, el club sí tiene ahora un patrimonio que hace dos años no tenía. La SAD cuenta en nómina con Cristian, James, Papu o, si se quiere, con Eguaras. Junto a una colección de jóvenes de la Ciudad Deportiva que, en mayor o menor medida, tienen un valor intersante de mercado, especialmente Soro, Biel y Nieto. Lasure lo alcanzó el verano pasado y debe luchar por recuperarlo, y Guti y Delmás, por afianzar su posición. A Pombo, que entró también por esa rendija, el club le busca una salida.

La idea de hacer patrimonio ha quedado más aparcada este verano. El objetivo es llegar a mejores jugadores aunque sea a través de cesiones. Hay poco que construir esta vez. Con Víctor, el proyecto es a un año.