Es complicado imaginar un equipo que trate de opositar a los puestos altos de la tabla sin ejercer con autoridad su condición como local. Por ese mismo motivo es muy complicado ver al Real Zaragoza aspirar a asentarse en las posiciones que con tanto ahínco anhela. Y es que el conjunto aragonés está teniendo un serio problema en este inicio de competición, le cuesta perder, pero le es aún más complicado lograr llevarse los tres puntos. Un mal que se agiganta en casa, donde esta temporada solamente ha logrado sumar un triunfo en seis partidos.

Hay una realidad inamovible, y es que, hasta la fecha, existe un gran déficit de puntos en La Romareda. En este 2017 se han disputado 18 partidos en suelo zaragozano, en los cuales solo se han conseguido tres victorias: dos ante el Numancia y una contra el Mallorca. Tres pírricos triunfos. O aún más puntiagudo, de los dieciocho equipos que han pasado por La Romareda quince se han vuelto a su casa con algún punto en la mochila. El conjunto de Natxo González está obligado a reaccionar, a lograr amarrar más victorias en casa, sobre todo ante aquellos rivales cuyo planteamiento básicamente reside en defender agazapados en su propia área e intentar rascar algún gol a la contra.

Ante la Cultural Leonesa se vislumbró la severa dificultad que está teniendo el conjunto blanquillo para extraer los tres puntos. Ejerciendo un dominio claro durante gran parte del choque, pero sin la capacidad suficiente para hacer sangre. Fue el clásico partido embarrado y obtuso de Segunda División; falto de ocasiones y con pocos argumentos para tratar de desatascarlo. Rubén De la Barrera le copió el guión a Julio Velázquez, la Cultural saltó al verde con una línea de cinco defensores, ya que el centrocampista Yeray se incrustaba entre los centrales. Fue un déjà vu de lo vivido ante el Alcorcón, pero con un resultado más positivo.

La importancia en casa / Es en esta clase de partidos, con el fango a la altura de las rodillas, impidiendo que el juego pueda fluir, donde los equipos grandes hacen gala del pragmatismo que requiere esta categoría. Esos encuentros que deben lograr ganar con un zarpazo. Los blanquillos propiciaron dos dentelladas, contadas con cuentagotas: un gran remate de Vinícius que se marchó lamiendo el palo y un bombazo de Borja Iglesias que desvió a córner Jesús Fernández. Ese fue el único tiro a puerta del Real Zaragoza. En el minuto 92. Una síntesis breve del partido apagado, falto de electricidad, que disputaron los pupilos de Natxo.

Esta habitual impericia en La Romareda para resolver aquellos partidos que entrañan una cierta dificultad se originan, en parte, por los pocos goles que el conjunto zaragozano está anotando ante su público. Seis tantos en seis partidos, tres de ellos ante el conjunto soriano. Para más inri, tres de esos balones que acabaron en el fondo de la red contraria han sido desde el punto de penalti. Algo que evidencia que, pese al dominio y a la superioridad con el balón, pese a permanecer muchos minutos aproximados al área contraria, falta crear ocasiones de peligro aún más efectivas. Que pongan en apuros al meta.

Todos aquellos equipos que, en estos últimos años, han logrado finalizar la temporada en los puestos de mayor honra de la clasificación han tenido un aspecto en común, su buena condición como locales. La igualdad entre todas las escuadras sigue acrecentándose, lo que origina que la diferencia en cuanto a puntos se vaya ajustando de forma paulatina y todo esté más compacto. La mayoría de los equipos que han logrado ascender a Primera División han mostrado grandes registros en su terreno. El Alavés de Bordalás ganó once choques en Mendizorroza, el Leganés de Asier Garitano sumó uno más, doce, haciendo de Butarque una fortaleza. Pablo Machín también se acercó a esos números, el soriano ganó doce partidos en Montilivi, algo que permitió a los gerundenses amarrar el ascenso que tanto tiempo persiguieron. Los números son muy similares para las posiciones de promoción. El Huesca accedió de forma histórica al playoff después de conseguir dar regularidad a una racha positiva en cuento a resultados. Algo facilitado por sus buenas prestaciones en El Alcoraz, donde sumaron once victorias. La única excepción a esta dinámica fue el Deportivo de la Coruña de la campaña 2013-14, que logró ascender a la élite con solo ocho triunfos en Riazor.

Los números no revelan la cara más optimista en este tramo inicial. El Real Zaragoza tiene un problema en La Romareda, donde se le están enquistando los empates. La situación no es positiva, pero la desesperación no es el mejor consejero dentro de esta categoría. La única solución posible es dedicar trabajo y sacrificio para lograr ajustar las piezas y conseguir cambiar la imagen del equipo como local. Ya que sin una buena dinámica en tu cancha es muy difícil sobrevolar la zona alta de la clasificación.