-¿Estamos ante un partido clave?

-No lo catagolaría así. Quedan diez jornadas y cada vez queda menos, pero tenemos la esperanza de sumar de tres en tres aunque somos conscientes de que el Zaragoza tiene muy buena plantilla, de las mejores de la categoría y que va a ser un partido complicado. Al Zaragoza le ha faltado regularidad, un factor clave para estar arriba. A nosotros creo que el parón nos ha venido bien porque llevábamos un par de jornadas algo irregulares. No hemos encontrado nuestro mejor juego en el Carranza, pero estamos confiados en ganar al Zaragoza.

-¿Sorprende la situación actual del conjunto aragonés?

-Está claro. Si en verano ves a los jugadores que ficharon, crees que van a estar arriba seguro, pero está claro que en esta categoría nadie asegura nada y siempre hay sorpresas. Y este año le ha tocado al Zaragoza.

-Al que, por cierto, no se le da nada bien el Carranza…

-Aquí somos fuertes y fiables. Solo hemos perdido un partido en casa y eso es fundamental para estar arriba. Si consigues solidez como local, el objetivo está más cerca. Ojalá al Zaragoza se le siga dando mal Cádiz.

-Usted es algo así como la bestia negra

-Está claro que aquel partido está entre los mejores de mi vida. No es habitual marcar cuatro goles en 55 minutos y no sé si me volverá a pasar. Recuerdo que el entrenador nos pidió que saliéramos a hacerlo lo mejor posible, que fuéramos nosotros mismos y que tratáramos de acabar dignamente la temporada y buscar lo mejor para cada uno y nuestro futuro. Y así lo hicimos. Y eso nos dio soltura. Cuando uno se juega tanto como el Zaragoza aquella tarde, siempre es más complicado ante un rival que realmente no tenía nada que perder.

-¿Qué recuerda de aquel partido? ¿Qué decían los jugadores del Zaragoza?

-No nos decían nada. Entre ellos recuerdo que discutían mucho. También que sus aficionados les decían de todo a la salida. Esto es el fútbol. Lo que yo recuerdo con una sonrisa para ellos es todo lo contrario.

-Luego volvió a marcar al Zaragoza ya con la camiseta del Reus…

-Le marqué otra vez con el Llagostera y también con el Reus. Y en La Romareda porque no jugué…. El Zaragoza siempre se me ha dado bien, no sé por qué. Pensaba que el Zaragoza me iba a llamar e iría a por mí para asegurarse de que no les marcara más (ríe), pero nunca lo hizo.

-Estuvo más de nueve meses lesionado. ¿Llegó a pensar que era el final?

-Los doctores me decían que lo tenía difícil, pero yo estaba dispuesto a luchar hasta el final y aguantar el dolor. Las ganas podían con todo. Y aquí estoy. En diciembre volví a jugar y, aunque lo llegué a ver todo negro y no veía la luz al final del túnel, lo he conseguido. Me he acostumbrado a jugar con dolor, asumo que siempre lo tendré y me he levantado.

-Además, todo aquello coincidió con los graves problemas del Reus. Se le juntó todo…

-Me pasó de todo. No sabía qué me iba a encontrar cada día. Por suerte, en enero acabé en Cádiz.

-En Reus coincidió con Linares. ¿Cómo lo pasó?

-Tenemos una gran relación y me sabe muy mal lo mal que lo pasó. Lo tenía hecho con el Zaragoza pero no le dejaban salir. Quizá la afición no estuvo muy correcta con él. Ahora está muy contento.

-Los estilos de Cádiz y Zaragoza son totalmente diferentes.

-Está claro. Todo el mundo sabe cómo jugamos nosotros: replegados atrás a no recibir gol y salir a la contra. Y al Zaragoza le cuesta mucho remontar. Debemos estar serios atrás. Los equipos tienen muy pocas ocasiones aquí aunque nos preocupa que en los dos últimos partidos no hemos sido nosotros. Poco agresivos y no tan verticales.