Jorge Zaparaín aún degustaba ayer las excelentes sensaciones que le dejó su debut en Primera División, pero lo hacía con los pies en el suelo, sabiendo que como mucho el paso dado el domingo ante el Bar§a es uno más en su carrera, en la que todavía quedan demasiadas etapas por quemar. "No he hecho nada aún, sólo he jugado un partido en Primera. Por supuesto que esto es el principio, pero tengo que ir poco a poco, no pensar tan a largo plazo", explica el joven guardameta, de tan sólo 20 años, que prefiere mantener un planteamiento mucho más realista después de una temporada que no ha sido sencilla para él, pero que acabó con un broche de oro que "me ha dado muchísima confianza".

Y es que el curso empezó con la titularidad en el filial y con muchas esperanzas de progresión para un portero internacional en las categorías inferiores, pero poco a poco las cosas dejaron de salir tan bien, ya que Solana depositó su confianza en Rubén Falcón y a Zapa le esperó un curioso limbo futbolístico: se entrenaba con el primer equipo, tanto con Flores como con Víctor, pero no jugaba nunca. "Ha habido momentos en que pensé que mi carrera se estancaba, porque jugar una temporada entera es muy bueno para ganar en experiencia. Sin embargo, entrenarme con el primer equipo me animaba y siempre conté con el apoyo de mucha gente", afirma, para después tener claro lo que desea para el futuro, que de momento es zaragocista, ya que tiene contrato por dos temporadas más. "Todavía no me ha dicho nada el club, pero mi objetivo principal es estar en el filial y, si es posible, jugar todo el año". La intención del club es, precisamente, ésa, que sea el portero del Zaragoza B y que siga como tercer guardameta del primer equipo.

ORGULLOSO Y PRUDENTE Pero tan importante como el futuro es el presente y, de momento, éste le ha deparado un debut en Primera que terminó de la mejor manera, con una victoria ante el Barcelona, una buena actuación y hasta cánticos de la grada con su nombre. Más, casi no se puede pedir. "Estoy muy orgulloso de mi debut. Las cosas me salieron bien, ganamos y la afición se marchó contenta", resume, para después reconocer cuál fue la felicitación que más le llenó. "Muchos me dieron la enhorabuena, el presidente, los compañeros, pero fue especial la de Carlos Rojo, que ha hecho muchísimo por mí".

Zaparaín ha comprobado este curso cómo en este deporte cualquier trayectoria es susceptible de cambiar muy rápido. "Llevaba tres meses sin jugar y he acabado debutando en Primera. Está claro que esto del fútbol cambia por completo de un día para otro", asegura, para lanzar una tímida sonrisa cuando se le pregunta si se ve como el futuro portero del Zaragoza en la élite. "Ojalá lo sea, pero lo veo aún lejos, porque todavía no he demostrado nada", repite machaconamente.