El Real Zaragoza sacó un botín escaso para su mérito en la primera parte. Solo anotó Álvaro Vázquez, en su estreno de titular y con su primer gol de zaragocista, pero el brillante ejercicio ofensivo del equipo en el primer acto, comandado por un Pombo estratosférico mereció un premio mayor, dejar la segunda mitad para que pasara solo el tiempo y sentenciar el pleito ante la UD Las Palmas de Manolo Jiménez, probablemente la mejor plantilla de Segunda y que hasta el descanso apenas fue un muñeco en manos de los de Imanol Idiakez, con una voracidad ofensiva a la que respondió Raúl Fernández. El cambio táctico de Jiménez, la reacción canaria comandada por Tana, el bajón zaragocista, el escaso acierto de Imanol en los cambios y un gol en fuera de juego trajeron un empate al que hay que dar valor desde el Zaragoza, por el fútbol y por el enemigo.

El punto, por ejemplo, tiene un sabor muy distinto al de Reus, aunque la suma sea exactamente la misma. Y, además, ante un rival que por presupuesto y plantilla es candidato al ascenso certifica que el Zaragoza está a la altura, que este inicio de tres jornadas ya ha puesto galones el conjunto aragonés para augurar que va a ser protagonista en la zona de arriba, que tiene fútbol y capacidad para ello.

Y tiene, en este arranque liguero, a un Pombo desatado y superior, en un estado tremendo de confianza que le permite desarmar a los defensas, como a David García, al que le destrozó la cintura un par de veces antes de que fuera relevado en el descanso el defensa amarillo. La segunda, por cierto, acabó en el palo y en el gol de Álvaro Vázquez.

El delantero badalonés se estrenó en el once con un retoque táctico de Idiakez que dio el protagonismo en ataque al Zaragoza. Marc Gual y Pombo se situaron por detrás de Vázquez en un 4-3-2-1 y la movilidad de los tres, además de la capacidad de Igbekeme, plasmó la superioridad ofensiva del Zaragoza, donde Nieto ocupó el carril zurdo de Lasure para ir de más a menos.

Jiménez diseñó a Las Palmas con tres centrales y dos carrileros largos y la apuesta inicial le salió mal, con un mundo a la espalda en sus dos alas. Pronto el Zaragoza se hizo con el control del choque y Pombo empezó, con sus diagonales desde la izquierda a ser un cabredero de cabeza para Lemos y David García. Una jugada del canterano, otra de Igbekeme, un pase de la muerte de Álvaro Vázquez... El Zaragoza crecía en ataque hasta que Raúl Fernández le negó el gol a Gual con una estupenda parada a pase de Igbekeme y Álvaro Vázquez no supo rematar bien su rechace. Fue el primer aviso serio, el preludio del gol, en el que Igbekeme inició la jugada y Pombo desbordó con facilidad para que su remate diera en el palo y lo remachara el último fichaje zaragocista (m.27).

Pombo dejó solo a Vázquez tras una ruleta y un pase por alto y más tarde el omnipresente canterano le exigió con un remate con el empeine al meta canario, que despejó y reaccionó bien al intento posterior de Gual. El Zaragoza solo se inquietó por un tiro malo de Rafa Mir y por otro lejano de Maikel Mesa donde el enemigo de Cristian fue el sol.

LOS CAMBIOS DE IDIAKEZ

A Jiménez no le quedaba otra que cambiar y movió el dibujo. Salió Tana para jugar con cuatro atrás y con rombo en el medio. Y eso transformó al rival, comandado por el propio Tana y que empezó a tener el gobierno del choque, creando peligro sobre todo a balón parado. Cala, en dos ocasiones, pudo marcar e Idiakez no dudó en apostar por Buff, porque el Zaragoza ya no tenía el balón, sacrificando a Álvaro Vázquez.

El cambio, pese a la buena presencia del suizo, no surtió mucho efecto, aunque Mantovani sacó un remate de Gual tras una gran jugada entre Benito y Buff. Llegaría el empate cuando Verdasca y Nieto empezaban a sufrir en sus puestos y cuando el Zaragoza estaba desdibujado. Tana sacó perfecto una falta y Verdasca no pudo frenar a Mir, que arrancó en fuera de juego y marcó de cabeza (m.65). Y quedaba un mundo.

Idiakez optó por Soro, ovacionado, pero quitó a otro delantero, a Gual, dejando a Pombo de referencia y Jiménez apostó por el gigantón Pekhart para reforzar el ataque y por Rivera en la medular. La UD Las Palmas parecía más entera. Cristian Álvarez salvó el remate de Pekhart y Rubén Castro, casi inédito en todo el partido, envió fuera una buena acción del rival. Puso más músculo Idiakez con Zapater y el Zaragoza, solo en el tramo final, se mostró afilado, con una gran acción mal finalizada por Pombo y con un intento de remate de Buff. El empate ya no se movió y el Zaragoza acabó con una sensación agridulce. Su fútbol mereció más premio que un punto.