El proyecto elegido por el Ayuntamiento de Zaragoza para el nuevo estadio multifuncional de La Romareda aprovecha al máximo los veranos y todos los días entre partidos para asegurar la construcción del campo de fútbol y de su centro comercial sin interrumpir la marcha de la Liga. Según el estadio técnico detallado por el arquitecto Carlos Lamela, ganador del concurso de ideas, en la cancha deportiva habrá en todo momento 30.000 asientos con buena visibilidad mientras cambian los cimientos, las gradas, la cubierta y todos los servicios de la instalación, desde los vestuarios y aparcamiento interior a la singular cubierta metálica diseñada.

Si la DGA da finalmente su visto bueno en enero, el proyecto se redactará en cinco meses y las obras podrían comenzar en septiembre del 2005. El estreno se prevé para dos años después.

El cronograma del proyecto incluso fija una fecha, el 5 de septiembre, para comenzar la demolición de los edificios anejos al campo, ocupados por el departamento municipal de Urbanismo. Ese mismo mes, instaladas ya las grúas móviles y el resto de la maquinaria, se propone iniciar la nueva cimentación, compuesta por zapatas que se irán cubriendo para poder circular sobre ellas. Mientras tanto se fabricarán las gradas, piezas de cubierta y otros elementos estructurales del puzle del estadio.

En la primavera del 2006 se desmontarán las cubiertas de las gradas este y oeste y la parte curva de las esquinas, para asegurar que los espectadores de los fondos mantengan buena visibilidad.

ACELERON EN VERANO En el verano arreciarán los trabajos: desmontaje de asientos, demolición de gradas, excavación para los nuevos vestuarios y montaje de una zona de gradas. Al terminar el verano, La Romareda sumará 30.000 localidades entre las nuevas gradas en el oeste, este y esquinas y las de uno de los fondos antiguos.

En la segunda temporada de obras, la 2006-2007, el trabajo se centrará en el fondo norte. Comenzará a verse parte de la cubierta y se iniciará la construcción del zócalo de hormigón blanco --una planta de altura-- que sostendrá y rodeará el estadio.

Antes del fin de temporada, los poyectistas se comprometen a tener listo el grueso de la obra del estadio y del podio. El verano queda para el remate de interiores y acabados.

Según la memoria redactada por el Estudio Lamela, el calendario se ha efectuado con "la peor hipótesis" y sin contar con el colchón que supondrá el acortamiento de la temporada por el Mundial 2006. Los operarios trabajarán de lunes a viernes y se descuentan incluso las vísperas de partido, dedicadas a recoger materiales y despejar accesos.

La grada oeste será la que requiera mayores esfuerzos, ya que en ella se sitúan los nuevos vestuarios de equipos, árbitros y personal, las zonas de calentamiento --50 metros de largo-- y el palco presidencial. Se han previsto todos los detalles: si no es posible trasladar hasta la Romareda 56 vigas de hormigón de 30 metros, se recurriría a piezas de acero ensamblables.

Gradas y escaleras serán de hormigón prefabricado, y las fachadas del estadio se han proyectado en malla de acero inoxidable tensada. La cubierta, un sandwich de chapa plegada y piezas de aluminio en el exterior, se concibe como la joya del proyecto; además de captar energía fotovoltaica, la superficie se descompone en un sistema de vigas ligeras que producirá "una llamativa y elegante estructura".