La sociedad española vive en un clima de incertidumbre vital, con temor a un enemigo invisible pero letal que ha conseguido paralizar países enteros y al deporte en su conjunto, salvo extrañas excepciones. Algo casi nunca visto antes, una situación tremenda y excepcional que requiere medidas tremendas y excepcionales. Y ya se sabe, nunca llueve a gusto de todos.

El deseo del Real Zaragoza, tal y como expresaron el presidente Christian Lapetra y el director deportivo Lalo Arantegui, es terminar la temporada y ganarse en el terreno de juego de forma oficial lo que ya se ha conseguido oficiosamente en el campeonato de la regularidad, es decir, el ascenso a Primera División. Es el principal anhelo y sería una situación cercana a la ideal ya que significará que la evolución de la epidemia en España va mejor. De todos modos, todo, evidentemente, tiene una línea roja que no se debe cruzar: la de la salud de las personas. Sin excepción.

Pero el mundo del deporte en general y del fútbol en particular se debaten entre el anhelo de volver, la presente imposibilidad de hacerlo y la opción de que, por razones sanitarias, no se pueda. En ese escenario, desde las cúpulas de los entes reguladores del espectro futbolístico tratan de trabajar con antelación en unas circunstancias tan cambiantes e inestables que impiden visualizar un horizonte nítido.

Este jueves, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) dio un primer paso autorizando la prórroga de fechas de conclusión de la temporada y el inicio de la próxima pasada la tradicional fecha del 30 de junio.

Hacer valer el ascenso

Al mismo tiempo, si bien en la Comisión Delegada no se acordó nada sobre los descensos y los ascensos de categoría entre Primera y Segunda, una decisión que, en caso de tener que tomarse recaerá en una Comisión formada por dos miembros de LaLiga y otros dos de la RFEF, sí que trascendió un detalle que incluye al Zaragoza. La Federación aseguró que la decisión sobre la clasificación para Europa (que evidentemente al club blanquillo no le inmiscuye) se tomará en el momento en que lo solicite la UEFA, «de acuerdo a la clasificación de la última jornada de Primera División en igualdad de número de partidos disputados por los 20 equipos» y con determinados criterios.

A pesar de que este escenario en el que se trabaja es un supuesto en caso de cancelación, ya deja claro que se premia a los conjuntos, al menos en Primera, que han hecho las cosas bien durante toda la Liga. Por otra parte, en caso de que la competición se reanude y, por causa de fuerza mayor se tenga que suspender (véase, un caso en algún equipo, otro brote o empeoramiento masivo), se tomará como final la clasificación hasta entonces.

Este último es un criterio fundamental. No se habló nada en esa Comisión Delegada de Segunda, sobre ascensos o sobre descensos, pero esta idea, todavía en pañales y que requiere madurez y espera para ver cómo transcurre la epidemia, es una línea de actuación que, en caso de mantenerse como la tónica a seguir, abre una rendija de la puerta hacia Primera, un pequeño atisbo de esperanza al que agarrarse. Nada definitivo. Nada concluyente de todos modos.

Más que nada porque la decisión sobre ascensos y descensos, si todo transcurre como se espera, será sobre el césped. Pero en caso de que no se pueda, la RFEF ha abierto la puerta a premiar, al menos en el caso de Europa, la trayectoria en Liga y Copa y ahí, el Real Zaragoza, cabe recordar, está segundo con cinco puntos de ventaja con sus más inmediatos perseguidores. El club blanquillo ya expuso que quiere jugar, evidentemente solo si es seguro y que, si no, luchará hasta el final por un ascenso que se considera más que ganado tras jugarse tres cuartas partes de la Liga.