El cambio de representante de Jorge Pombo, que acaba de firmar por la agencia Bahía Internacional, abre un nuevo escenario en el espinoso proceso de renovación del canterano, totalmente parado en las últimas semanas, también debido a ese cambio de agencia, aunque sobre todo a las distantes posturas que han mantenido el futbolista y el Real Zaragoza. La intención de los actuales representantes de Pombo es abrir nuevas negociaciones, iniciarlas a ser posible sin ninguna cortapisa del pasado reciente, en las próximas semanas y tratar de llegar a un acuerdo para que el mediapunta renueve, lo que no implicaría en todo caso su segura continuidad la próxima temporada puesto que es uno de los jugadores con más cartel del equipo por mucho que su irregular temporada no esté ayudando a ello.

Pombo, que percibe un salario que ronda los 85.000 euros, tiene contrato hasta el 2020 y sobre la mesa una última oferta del Zaragoza por cuatro temporadas, hasta el 2023, en las que ganaría en global algo más de 800.000 euros fijos, a los que habría que sumar variables por objetivos como goles, partidos o el ascenso del equipo. Si el canterano acepta esa propuesta, en la primera campaña percibiría alrededor de 180.000 euros, en la segunda 200.000, en la tercera 220.000 y, en la última, 240.000 euros. La cláusula de rescisión sería de diez millones de euros, cuando ahora es de seis. La posición del Zaragoza es la de no mover más al alza esa oferta, que se le hizo al jugador y a su anterior agencia de representación, Globalsportalent. Y el futbolista en ese momento consideró insuficiente esa última propuesta.

Ahora, la llegada de Bahía dibuja otro escenario. Los nuevos agentes quieren sentarse en unas semanas con el Zaragoza porque entienden que la actual y delicada situación del equipo obliga a esperar a que llegue una mayor tranquilidad a efectos clasificatorios. Esperan, en todo caso, la llamada del Zaragoza para retomar una negociación que se inició en el final de la temporada pasada y que ha tenido momentos de estar cercana al acuerdo y otros de mucha tirantez entre el jugador y el club. «Llevamos seis meses de negociaciones y el club tiene unas limitaciones que hay que respetar. El que quiera estar en el Real Zaragoza, estará y el que no, no estará», aseguró Lalo Arantegui, el pasado 18 de diciembre, sobre esa renovación, una muestra clara de las diferencias en la negociación y estas no solo eran de índole estrictamente económica.

Pombo, con 2.503 minutos y 33 partidos, es el futbolista de campo que más ha jugado en esta Liga, solo superado por el meta Cristian Álvarez, aunque su nivel, muy alto al comienzo de la temporada, ha tenido claros altibajos que le han llevado al banquillo con Víctor Fernández en algún encuentro. En los últimos dos partidos, en Cádiz y ante el Alcorcón, ha estado en el once y es un jugador muy importante para el técnico zaragozano.

La pitada que recibió ante el conjunto madrileño el domingo, en un partido en el que se mostró activo pero falló dos goles y perdió el balón que originó el 0-2, añade un punto más al caldo de cultivo de una renovación complicada. Pombo, de 25 años, ya no es intocable a ojos de la afición en una temporada donde también fue protagonista tras el partido ante el Cádiz cuando se paró a hablar con unos aficionados a la salida de la Romareda y fue grabado en vídeo, un episodio que no le dejó en el mejor lugar en el club y en el vestuario.

EN EL ESCAPARATE

El jugador, en público y en privado, siempre ha dicho que su deseo es renovar, aunque también sabe que el club se puede ver obligado a traspasarlo para hacer caja. Y eso también lo conoce su nueva agencia. El Zaragoza, si logra su renovación, tendrá un margen de maniobra más amplio para negociar con los equipos que están interesados en el futbolista (Getafe y Levante lo tienen en su agenda y también Villarreal o Real Sociedad lo han seguido). Si no renueva, su salida es aún más segura en este verano, aunque, con solo un año más de contrato, la posición de la entidad es mucho más débil.