No hay manera de que Papu se termine de curar. Era un jugador llamado a ser determinante y capital una vez completó su adaptación a Zaragoza y al fútbol español, tal y como demostró en el maravilloso esprint final que realizó el conjunto aragonés la pasada temporada hasta rozar el ascenso, gracias, en buena parte, al juego vertical, alegre, descarado e irreverente que tiene en sus botas el zurdo georgiano.

Pero todas esas cualidades, tan necesarias en este previsible Zaragoza, no se han mostrado lo más mínimo este curso por sus recurrentes temas físicos. Las pupas de Papu le impiden rendir y el conjunto blanquillo le echa de menos. Desde que fichó el pasado verano ha jugado algo más de la mitad de partidos y un cuarto de los minutos posibles. Un dato tremendo.

El siguiente episodio en el culebrón de su lesión, que va camino de apartarle casi definitivamente de la temporada, es que el atacante se ha marchado a Georgia con permiso del club para ser evaluado y revisado por el médico de la selección nacional de su país, el doctor Merab Vardudzkashvili. El jugador sigue perdiéndose encuentros, no remiten sus molestias y confía en el galeno del combinado absoluto de Georgia, ya que con los servicios médicos del Real Zaragoza no ha logrado volver al terreno de juego. Estará en su país natal como mínimo una semana, por lo que no podrá estar ante el Granada.

La dolencia de Papu comenzó en la séptima jornada de Liga en Albacete, cuando recibió en su tobillo izquierdo un fuerte balonazo de Javier Acuña, aunque la campaña ya había comenzado torcida porque apenas pudo hacer pretemporada por una rotura fibrilar en la primera semana de entrenamientos. Se recuperó y jugó a cuentagotas hasta el duelo en el Carlos Belmonte. Desde entonces no ha habido manera de que levantase cabeza por un edema óseo que le trae de cabeza y cuyo dolor le impide jugar.

Los datos sobre los minutos y partidos jugados de Papunashvili son demoledores. No destaca por su físico, por lo que le cuesta aguantar los partidos completos y, además, es un futbolista con tendencia a lesionarse. Y como muestra, los números.

Esta temporada ha disputado 352 minutos en total de 2.700 posibles, el 23º en la lista de jugadores del Real Zaragoza. Un triste 27%. Está incluso por detrás de Raúl Guti, cuyos problemas tampoco remiten y que estuvo media temporada en el dique seco. Además, entre Liga y Copa solo ha jugado 10 de 30 encuentros. Y es más, no ha completado ningún partido entero.

El curso pasado fue mejor, pero también fue demasiado irregular, Participó en 1.584 minutos de 4.320 totales. Es decir, unos 17 partidos completos de los 48 que tuvo el Zaragoza (42 de Liga, cuatro de Copa y dos de promoción contra el Numancia), un 36% del total y se quedó sin jugar en 17 partidos por lesión o decisión técnica. Desde que llegó a la entidad blanquilla, de 78 encuentros tan solo ha jugado los 90 minutos en seis de ellos y con poca regularidad. En Georgia tratará de recuperarse para volver a ser el Papu decisivo.