Dicen que el Albacete de Ramis recuerda a aquel equipo de finales de los 80 y comienzos de los 90 entrenado por un jovencísimo Benito Floro, que lo ascendió en dos años de Segunda B a Primera, categoría hasta entonces desconocida para un Albacete que permanecería en la élite durante cinco años más. Ese equipo histórico pasó a denominarse para siempre el queso mecánico, y hay quien asegura que entre aquel y este existen numerosas semejanzas y que, con la salvación prácticamente conseguida ya, el Albacete de Ramis está capacitado para volver a hacer historia.

El actual líder de la categoría visita mañana Zaragoza como uno de los equipos más efectivos de la competición. Con 189 lanzamientos, el Albacete es uno de los que menos tira y, sin embargo, su caudal anotador es enorme. Con 35 tantos en su haber, solo el Deportivo ha hecho más dianas, lo que supone que el Albacete de Ramis marca un tanto cada 5,4 disparos. Un queso envenenado.

Justo lo contrario que un Zaragoza en pleno proceso de redención. El conjunto aragonés necesita muchos tiros para hacer diana. En concreto, es el segundo (tras Osasuna) que más lo intenta, con un total de 256 disparos, pero solo ha conseguido 29 goles, lo que supone un tanto cada 8,4 intentos.

Y eso que, desde que llegó Víctor Fernández, el equipo ha dado un paso adelante en lo que a efectividad se refiere. Sigue llegando mucho, pero cada vez con mejor puntería. Solo en uno de los siete partidos no ha marcado y en cinco anotó dos goles.

Gran parte de la amenaza manchega procede de las alturas. El Albacete es, tras el Málaga, el equipo que más goles (8) ha logrado de cabeza, lo que supone un aviso serio para un Zaragoza escaso de centímetros y que continúa siendo muy vulnerable en el juego aéreo.

Amante también de la posesión, el poderío del Albacete y su fortaleza ofensiva también quedan patentes en los penaltis anotados ya por el equipo de Ramis. Con ocho penas máximas señaladas, es, con diferencia, el equipo más favorecido en esta faceta.