¿Se le ha pasado ya la rabia y la pena por no haber podido ascender o tardará en cicatrizar?

Será la edad, pero estos golpes poco a poco los he ido asimilando mejor. Al principio duele mucho por uno mismo, pero sobre todo por el club y la afición. Sabíamos la ilusión que tenía todo el mundo, lo teníamos en la mano y duele más por lo que representas que por ti mismo.

Hubiera sido el broche de oro para un zaragocista como usted.

Al principio era inimaginable, porque cuando llegué hace año y medio ni yo mismo pensaba en tener el ascenso tan cerca porque estábamos en una situación muy delicada. Si para mí ya ha sido un sueño estar en el Real Zaragoza, haber ascendido hubiera sido maravilloso.

A pesar de no subir, ¿le deja buen sabor de boca su paso por el Real Zaragoza por el esfuerzo y compromiso mostrados?

Sí. Si le soy sincero, en todos los equipos en los que he estado he dado todo y me he dejado el alma. Siempre digo que lo único que está en tu mano es correr, trabajar y no darte por vencido. Sabía que tenía una temporada difícil por delante, pero la ilusión de estar en el Real Zaragoza no me la iba a quitar nadie a pesar de que sabía que deportivamente lo iba a tener muy difícil. He estado preparado para cuando el míster me requería y creo que he cumplido.

Y la afición se lo ha reconocido. ¿Ha notado ese cariño?

Por supuesto. En mi despedida decía que sin apenas haber dado nada la afición me ha dado mucho cariño. Sé que deportivamente no he aportado todo lo que a lo mejor podía por no haber tenido a lo mejor la oportunidad, pero la afición ha estado volcada conmigo desde el primer día hasta el último. Recuerdo salir el día del Rayo o el del Oviedo tras perder en casa y la gente coreando mi nombre al coger el coche. Eso no se compra en el fútbol.

Parecía al comienzo que no iba a contar casi nada y ha acabado jugando regularmente.

El míster me dijo que lo iba a tener difícil. Es verdad que había mucha competencia, pero a lo largo de mi carrera he coincidido con grandes delanteros y si uno persiste e insiste tiene su recompensa. A mí tardó mucho en llegarme y es cierto que vino por casualidad o circunstancias ajenas al tema deportivo. La ilusión por llevar este escudo podía con todo.

¿Qué relación tenía con Víctor Fernández?

Normal. Yo era uno más, no tengo ninguna queja, pero es verdad que el míster tenía otra opinión deportiva y ponía a otros compañeros por delante.

Cuesta creer el bajón que tuvo el equipo después del parón. ¿Qué le pasó?

Si supiera la respuesta se lo diría y lo hubiéramos aplicado. Es incomprensible, la verdad y ya no a nivel de reprochar nada a nadie, ni nada. Era un equipo que iba muy bien, en seis partidos en casa perdemos cinco y sacamos 10 de 33 puntos… No tiene explicación. Sabíamos lo que nos jugábamos en cada partido e íbamos con ilusión, pero no salían las cosas.

Quizá pesó el aspecto psicológico o el físico más que a otros equipos.

Algo psicológico no lo sé. Todos los que estábamos ahí hemos jugado muchos partidos, había gente muy veterana que hemos vivido mil historias en el fútbol y sabíamos lo que nos jugábamos y teníamos entre manos. En el aspecto físico es verdad que jugaban los que lo habían hecho todo el año y quizá también afectó, igual que jugar cada tres días. No sé, pero lo dejamos escapar.

¿Qué caras veía, qué se comentaba y qué sentimiento general había dentro del vestuario?

En el momento de la derrota era todo pesimismo, pero cuando pasaban un día o dos recuperábamos la esperanza de volver a las sensaciones de principio de año. Teníamos un equipazo: el mejor portero de la categoría, el mejor delantero, de los mejores medios, bandas, centrales… Lo teníamos todo, pero se nos escapó.

Sin el parón, ¿cree que el Real Zaragoza hubiera subido a Primera?

Sin duda. No nos hubiera parado nadie.

¿Cómo de frustrante es ver que su equipo tira una oportunidad tras otra? Su imagen en la valla abatido tras perder con el Real Oviedo es muy representativa.

No tenía cuerpo ni de ir a saludar a mis excompañeros y preferí irme para que se me pasara un poco todo y ya después les saludaría, porque el golpe fue tremendo. Si ganábamos nos poníamos en ascenso directo a falta de dos jornadas y se te ponen 0-4. Es difícil de asimilar.

Cuesta entender esa imagen sabiendo que era la última oportunidad casi para subir y más tras la derrota del Huesca en Santander.

Ya no es solo el hecho de perder, porque quedaban dos jornadas. Es esa sensación de decir: «No puede ser, así no vamos a ningún lado». No salían las cosas y cometíamos errores infantiles, de estar atenazados.

¿Cómo vivieron esos instantes antes de jugar contra la Ponferradina en los que no sabían si se iba jugar o no?

Fue surrealista, yo me enteré cuando entraba para cambiarme. Lo vivimos con incertidumbre, nos dijeron que nos cambiáramos y en cuanto empezamos a calentar nos olvidamos porque había que ganar para ser terceros.

¿Cree que se actuó bien al aplazar el Deportivo-Fuenlabrada y disputarse el resto de la jornada unificada?

Visto lo visto no se actuó bien. Hemos tenido que jugar el playoff 15 días después. Si se hubiese aplazado todo un día quizá el Fuenlabrada hubiera tenido jugadores que hubieran dado negativo y se podría haber jugado, no lo sé.

¿Cómo pasaron esas dos semanas de incertidumbre? Estaban entrenando sin rival, sin fechas y dentro de un cruce de comunicados dantescos de algunos clubs.

Era surrealista también. Escuchas que si uno pide que se mantenga el antepenúltimo de Primera, que si otro playoff de siete... Parecía de todo menos algo serio. Estábamos entrenando sin saber si se iba a jugar o no, si se iba a suspender o no, y eso te merma, pero no es excusa.

Y para colmo al Real Zaragoza le quitan a Luis Suárez.

Me parece vergonzoso que por algo ajeno a ti te quiten a tu mejor jugador. Es como si en mitad de una carrera de Fórmula 1 a Hamilton le van quitando piezas del motor. Una cosa es que estuviera lesionado, pero que no pudiera jugar por temas contractuales es algo que no se tendría que haber permitido. El Watford amplió la cesión, pero LaLiga no puso una fecha y el Watford quiso proteger a su jugador. No hay derecho a que nos quedáramos sin nuestro máximo goleador por algo ajeno al club, que no fue culpable y sí víctima.

A raíz de la pérdida de Luis Suárez el club emprendió una batalla legal en defensa de sus intereses y pidió el ascenso. ¿Está de acuerdo con la actuación de la entidad?

Por supuesto. El Real Zaragoza siguió el protocolo, hizo todo lo establecido a rajatabla, prolongando la cesión de Suárez hasta el 5 de agosto, le alargaron la competición, ¿y yo me quedo sin él? Me parece algo totalmente injusto y espero que, si sigue trabajando en ese sentido, le den la razón al club. No hay por donde cogerlo, es incomprensible.

¿Cree que debe ir hasta el final?

Por supuesto. Como jugador y como aficionado quiero que el Real Zaragoza pelee hasta el final, como me consta que así va a ser. Hasta políticos habían dicho que si en algunos campos se jugaba a puerta abierta y otros no se adulteraba la competición. Vale, bien, ¿pero quitar a un jugador no es adulterar? Se podría haber lesionado y nos podríamos haber quedado sin él, pero es que no fue así. Luis no pudo jugar porque LaLiga alargó la competición y no puso unos plazos. Si hubiera puesto unas normas, como por ejemplo que un equipo si no puede jugar por estar infectado pierde el partido, pues vale, pero ir improvisando conforme venían los acontecimientos… Y eso que entiendo que a LaLiga también le habrá pillado de improviso. Le digo más, el árbitro reflejó en el acta que Darwin Núñez le da un cabezazo a un rival y le echan un partido. El del Almería juega y no debería hacerlo y Luis no puede. Incomprensible.

Tebas rechazó con contundencia el requerimiento.

Entiendo que el presidente de LaLiga tenga que dar un capotazo si de momento se va jugando, pero para mí se ha sido muy injusto con el Real Zaragoza.

¿Qué porcentaje de no haber subido le achaca a Tebas?

No hay porcentaje. Si frente al Elche hubiéramos metido las que tenemos a lo mejor hubiéramos pasado.

Contra el Elche el equipo mereció más.

Sí. En la ida, con uno más, quizá tendríamos que haber sido más agresivos de cara a puerta, pero en la vuelta sí que fuimos muchísimo mejores, tuvimos muchas ocasiones, pero en el fútbol no se trata de justicia o injusticia. Si tienes las tuyas, no las metes, llega el rival y sí, algo habrá hecho mejor.

¿Cómo valora que una figura como Víctor no siga?

Es él el que debía tomar la decisión. Yo lo que quiero es que el Zaragoza esté cuanto antes en Primera para ir con mi hijo a La Romareda a ver partidos de Primera. Confiemos en que este año se empiece bien y no tengo ninguna duda de la calidad y compromiso de los jugadores que se han quedado.

Ahora comienza una nueva etapa en el Ejea. ¿Cómo la afronta?

Con ilusión de poder seguir jugando al fútbol y desde casa. Mi mujer y mis hijos eran reacios a cualquier opción de salir y eso que he tenido alguna de Segunda, pero lo descartamos. El Ejea me ofreció dos años y la gente que ha venido nueva en otros clubs ya se había interesado por mí y qué mejor momento que este para unirnos.

¿El objetivo es llegar a la Segunda B Pro?

Lo primero en todas las categorías es la permanencia y después, a soñar. Soy un tío muy competitivo y voy a pensar en lo máximo con humildad y ambición.

¿Tienen mucha incertidumbre por el protocolo sanitario, el calendario y los partidos?

Sí. pero confío porque hay 102 equipos y hay muchísimas familias que viven de esto. Sabemos que vamos a tener que convivir con el virus.

La última vez que estuvo en Segunda B, con el Real Oviedo, marcó 28 goles. ¿Repetimos?

¡Ojalá! Va a ser muy difícil, porque va a ser una Liga más corta porque los grupos serán de diez y va a haber menos partidos, pero intentaré disfrutar tanto como allí y que todo salga bien.