Hubo quien se echó las manos a la cabeza cuando comprobó que entre la lista de expedicionarios a Málaga no estaba Cristian Álvarez. La sombra del argentino sigue siendo demasiado alargada y su ausencia dejaba al Zaragoza sin uno de sus principales baluartes. Era la segunda oportunidad de la temporada para Álvaro Ratón, que no había estado afortunado en su única aparición hasta ahora, en La Romareda ante el Oviedo (1-2). Su error en el tanto del empate asturiano daba alas a los que consideran que la diferencia entre el primer portero de la plantilla y el segundo es demasiado amplia.

Pero el gallego no es de los que se rinden. De hecho, su hoja de servicios desde que forma parte de la primera plantilla y comparte puesto con Cristian no desmerece a la del argentino. Suma más de la mitad de los puntos y gana más del 50% de los encuentros que juega fuera de casa. De los once que ha jugado a domicilio, Ratón ha ganado seis. Tela. La Rosaleda no fue una excepción. En su primer partido fuera de casa de la temporada, el Zaragoza acabó con una nefasta racha de siete meses y medio sin ganar a domicilio. Ahí queda eso.

Fue el meta orensano el que sostuvo a su equipo cuando vinieron mal dadas. El tempranero tanto de James obligaba al Málaga a tomar la iniciativa y a correr riesgos, aunque las ocasiones no llegaron hasta alrededor de la media hora de juego. Tras detener un remate de Caye, Ratón se empleó fondo para negar el gol otra vez al delantero local con una extraordinaria intervención que sacaba de la escuadra el cabezazo del ariete. El gallego, que se había mostrado algo dubitativo en un par de saques de esquina botados al primer palo, estaba de dulce.

Quedó aún más claro poco después, cuando otra mano probotados al primer palo, estaba de dulce.videncial dejaba sin gloria a Rahmani, que se había adentrado en el área para conectar un disparo ajustado con malas intenciones. De nuevo, Ratón evitaba el empate y mantenía al Zaragoza por delante en el luminoso. Pocos se acordaban ya de Cristian.

En la segunda mitad, Ratón mantuvo el temple, la serenidad y la firmeza para transmitir seguridad. El Málaga creaba peligro solo a balón parado, hasta que llegó el misil de Muñoz. Nada pudo hacer Ratón, que hasta el final tiró de experiencia para arañar segundos al reloj y esperanzas a los locales.

El triunfo premiaba la progresión de un Zaragoza casi invulnerable en el apartado defensivo. Nadie ha conseguido hacerle más de un gol a los aragoneses desde que JIM está al mando y solo se han encajado tres tantos en media docena de encuentros. La mejoría es evidente, y también alcanza a la portería, donde Cristian estaba luchando por elevar el raquítico nivel exhibido a lo largo de la temporada. Cuando lo estaba logrando volvieron los problemas físicos para obligarle a otro parón, pero Ratón, quizá cansado de ser el eterno suplente, alzó la voz en Málaga para pregonar a los cuatro vientos que el Zaragoza no solo cuenta con un guardameta de garantías. Poco trabajo pero muy efectivo. Determinante. Como los buenos porteros.