Quizá sea sólo una quimera o un sueño, porque la situación deportiva y el ambiente no están, ni mucho menos, para gestas, pero a nadie se le escapa que Riazor podría ser un punto de partida para salir del delicado momento que a todos los niveles vive el Real Zaragoza. Cierto es que una victoria no solucionará la grave fractura que se ha creado entre el club y la plantilla por el asunto de las primas, pero sin duda supondría una dosis de tranquilidad, acercaría al equipo a la afición, después del divorcio del pasado domingo, y también traería más calma de cara al parón navideño y a las correspondientes vacaciones, unas fechas que van a venir muy bien para apaciguar un poco el cisma actual y que serían mucho más efectivas con un resultado positivo en el estadio deportivista. Las penas con pan son menos y, desde luego, con tres puntos para paliar la sequía de siete jornadas sin ganar resultan tan vitales como el oxígeno cuando un enfermo está en la UVI.Y ahí se encuentra, a todos los niveles, el Zaragoza, que ha visto aparecer el fantasma del descenso con una mala racha que parece no tener fin. Ahora, está a cuatro puntos del ‡2Infierno‡1, pero una derrota en Riazor le podría acercar mucho más y dejarle al borde del precipicio, al mismo que se ha aproximado después de un mes y medio en el que su nivel futbolístico ha ido menguando junto con los resultados --tres puntos sobre 21--, a la par que han crecido los problemas, deportivos y extradeportivos, que rodean al conjunto que dirige Víctor Muñoz, que planea volver a dar la camiseta del equipo titular a Cani en la banda derecha y que podría apostar por Soriano en lugar de Zapater en la medular. GOLPE DE TIMÓNEstá el técnico zaragocista obligado a dar un golpe de timón, porque el juego del equipo frente al Athletic tocó fondo. El partido frente a los bilbaínos resultó absolutamente descorazonador y en las múltiples reuniones en el vestuario de estos días ya se ha dejado claro que la situación exige un ‡2volantazo‡1, que en el conjunto zaragocista tienen que ir todos a una, sin que se quede un ápice de concentración, de ganas y de voluntad en la caseta. Otra cosa es que eso sea suficiente para ganar, y menos a todo un Deportivo, por muy en crisis que esté. Sin embargo, eso ya será más que el desolador panorama que quedó en el varapalo del conjunto bilbaíno.El resto implica mejorar las prestaciones futbolísticas, recuperar los argumentos ofensivos de inicio, la solvencia en la medular y echar el cierre a un sistema defensivo que lleva un tiempo abierto de par en par. Con todo eso, el sueño de la gesta en el campo deportivista estaría más a mano, pero son tantas cosas... UN RIVAL CON PROBLEMAS Además, la ocasión para ganar esta noche en el campo gallego --algo que no se consigue desde el curso 95-96 (2-3)-- es propicia. El equipo de Irureta está muy lejos de su reciente época dorada y sólo ha ganado dos de los ocho partidos que ha jugado en Riazor en Liga, donde allí vencieron Valencia y Osasuna. Pero sigue teniendo un plantel envidiable, lleno de calidad, y además jugará Diego Tristán, que suele tener el punto de mira más que preciso cuando está el Zaragoza enfrente, por lo que lo de ganar en Riazor sigue sonando a gran partido. Ahora, hay que ver si el equipo de Víctor Muñoz está en condiciones de hacerlo. Víctor citó a 20 jugadores y el equipo trabaja esta mañana en Abegondo El técnico decidió incluir a todos los futbolistas disponibles en la citación para La Coruña. Así, Aranzabal y Generelo, una vez recuperados de sus lesiones, volvieron a la lista, compuesta por un total de 20 jugadores, de los que Víctor deberá descartar a dos antes del partido --Camacho y Pirri son los que tienen más números--. La expedición, que viajó en vuelo chárter en la tarde de ayer, se ejercitará esta mañana (10.00 h.) en la ciudad deportiva del conjunto gallego, en Abegondo. Mientras, en Zaragoza trabajarán hoy los lesionados Láinez, Cuartero, Drulic y Granero, que sigue con molestias en la rodilla izquierda.