Otra vez aquí, otra noche para desplegar el abanico de los sueños y hacerlos realidad. De nuevo, en esta ocasión con mucho fundamento lógico, con las apuestas muy en contra. El Real Zaragoza se enfrenta hoy al Real Madrid (21.00) en su décima final de Copa, en busca de su sexto título. La razón viste de blanco, pero la sorpresa siempre llega en forma de picotazo, bajo un traje de avispa como el que lucirá hoy la muchachada de Víctor Muñoz. El pulso es desigual, eso nadie lo discute sobre el papel. Los futbolistas de Carlos Queiroz son líderes en la Liga, van camino de la final de la Champions, quieren más que nunca este trofeo del KO... El mejor equipodel planeta juegue bien, regular o mal frente a un conjunto aragonés que hace tan sólo unos meses figuraba en Segunda y que ahora bracea con fuerza para asegurarse la permanencia en Primera División. Una plantilla en la que prima la juventud y la inexperiencia en compromisos de este calado ante un ejército con tres Balones de Oro (Ronaldo, quien no jugará, Zidane y Figo), uno de Plata (Raúl), tres campeones del mundo, un rosario de campeones, de Ligas, de Copas de Europa...El seguimiento de esta línea conduce a ratificar las diferencias abismales antes de que ambos salten al césped de Montjuic. Sin embargo, el fútbol, en ocasiones, se rige por otras pautas. Por ejemplo, en el campeonato doméstico, los finalistas han empatado sus dos encuentros, con mejor balance de juego zaragocista. En realidad ese detalle de rabiosa actualidad tiene más valor que la púrpura de las vitrinas individuales, y viene a decir que quien lo quiera deberá luchar por él sin tregua, sin mirarse al ombligo y sin dejarse llevar por complejos. Se conocen y, lo más importante, el Real Zaragoza infunde respeto.Las apuestas no variarán. El Real Madrid es el favorito. No obstante, hay factores que pueden influir para que se produzca un giro en la teoría. La escuadra de Queiroz, sin Ronaldo, es más previsible en ataque, y sin Casillas, más vulnerable en un bloque defensivo muy dependiente de Helguera, un excelente central con alma dispersa de centrocampista. Además, los blancos parecen agotados. Dio esa impresión contra el Bayern de Munich y también con el Zaragoza, sus dos últimos partidos. Raúl está medio recuperado de su lesión, Roberto Carlos lleva tiempo ausentado y Beckham está melancólico. Como se ve, no es oro todo lo que reluce.CON DESCARO

Por contra, el equipo de Víctor Muñoz se presenta a esta cita con el descaro de una racha de excelentes resultados, incluido el reciente empate en el Santiago Ber-nabéu, que han blindado su moral. Para el Real Zaragoza este partido es un regalo y lo abrirá sin prisas por descubrir lo que hay dentro. Sin tensiones, sin presión, sin miedo a la derrota. Su cuadro psicológico es más equilibrado que el de su rival quizá por que tenga menos que perder. Sabe cuál es su tamaño, cuál es la grandeza del Madrid y, detrás de esa máscara de víctima, se siente muy cómodo, lo que no quiere decir relajado. Si cae un solo instante en esa trampa, estará perdido. El Madrid puede hibernar el tiempo que lo desee y en un solo zarpazo destrozarlo, lo que implica un elevado nivel de concentración, una batalla sin tregua por los espacios intermedios, el mayor control posible del balón y, esta vez sí, una gran dosis de eficacia cuando se presenten las ocasiones para marcar. Porque si algo oferta el Madrid a sus adversarios son ocasiones para marcar, y no pocas. ¿Una fórmula para el triunfo? No existe alquimista táctico capaz de desactivar tantas amenazas de genialidad.¿Una sugerencia? Aplicar el mayor carácter posible.

Víctor pondrá en Montjuïc a sus hombres de confianza. Con respecto al choque de Madrid, vuelve Alvaro y Savio saldrá desde el principio. La única duda se centra en saber si elegirá para la banda derecha a Galletti o a Cani. En cualquier caso se tratará de un once competitivo, de un Real Zaragoza dispuesto a dar el golpe una vez más, como en 1986 contra el Bar§a y en el 2001 frente al Celta. La mayor razón para intentar lo que no deja de ser una hazaña estará en esos 20.000 aficionados para quienes su equipo es el más grande del mundo. Y su equipo es el Zaragoza, todo un campeón.

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