Hace una semana, el Gobierno, a través del Consejo Superior de Deportes (CSD) con Irene Lozano, su presidenta, a la cabeza; LaLiga, representada por Javier Tebas y Luis Rubiales en nombre de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) firmaron el Pacto de Viana, un acuerdo a tres bandas que debe servir como base para organizar la vuelta del fútbol profesional y su desconfinamiento progresivo. En trazos gruesos, el plan preveía el regreso a los entrenamientos entre el 4 y el 11 de mayo (aunque anteriormente hubo documentos oficiales que lo establecieron para el 27 de abril), cuatro o cinco semanas de pretemporada, retomar la competición siempre a puerta cerrada entre el 6-7 de junio y el 27-28 de ese mes y terminar las Ligas, también la Segunda División, el 31 de julio como máximo.

En una situación crítica desde el punto de vista sanitario pero también financiero, en juego hay mucho dinero, palanca fundamental que sirvió para accionar todos los mecanismos del pacto. Hay tras el acuerdo indudables objetivos de carácter político y económico. El fútbol representa aproximadamente el 1,4% del Producto Interior Bruto (PIB) del país y genera unos 185.000 empleos (directos, indirectos e inducidos). Tebas ha cifrado en “mil millones de euros” el quebranto económico si no se vuelve a jugar por las pérdidas por los derechos de televisión aún no cobrados, ausencia de taquillas y otros usos terciarios, y en “300 aunque se vuelva”. Para el Real Zaragoza, el daño rondaría los dos millones de euros. Este domingo, Salvador Illa, ministro de Sanidad y miembro del mismo gobierno que Irene Lozano, echó agua fría sobre un plan todavía caliente: “No puedo decirlo ahora. Sería una imprudencia por mi parte decir si el fútbol profesional va a poder volver antes del verano”, afirmó. “Vamos a ver cómo van evolucionando las cosas y cómo las distintas actividades profesionales pueden ir retomando sus caminos”, añadió.

Esa misma incertidumbre, de preguntas sin respuesta, que desprenden las palabras de Illa es en la que vive instalado el Real Zaragoza en estos días, semanas acaso. Todos los estamentos de la Sociedad Anónima están a la expectativa, aguardando concreciones, hechos tangibles. El club está trabajado en diferentes direcciones y numerosos supuestos, comenzando por los dos únicos escenarios posibles: que la Liga se reanude o que ya no se vuelva a jugar. En el primero de los casos, el que todas las partes harán lo posible por llevar a efecto, es donde toda la estructura deportiva de la entidad está poniendo el mayor énfasis, con un seguimiento individualizado de los jugadores para garantizar la mejor condición física posible para una hipotética vuelta. Quedarían once jornadas, seis en casa (Alcorcón, Almería, Huesca, Rayo, Oviedo y Ponferradina) y cinco fuera (Lugo, Extremadura, Girona, Tenerife y Albacete), todas sin público. El club también está adecuando sus instalaciones al protocolo de seguridad exigido por LaLiga. En el segundo de los supuestos, que la competición se suspendiese definitivamente, la SAD lo tiene claro y así lo defenderá hasta las últimas consecuencias: el Real Zaragoza es segundo y debería subir directamente a Primera División. Hasta el momento, los responsables de tomar semejante decisión, Rubiales y la Federación en último término, no se han pronunciado al respecto. Por lo tanto, la inquietud también afecta a este terreno.

Tan voluble como la resolución de los campeonatos han sido las sugerencias de fechas para su desarrollo. La última novedad es que LaLiga quiere retomar los entrenamientos el próximo lunes día 4. Los planes han ido cambiando semana a semana. El último ejemplo ha sido el caso de los test, previstos en principio para este martes y que los responsables de ponerlos en marcha se vieron obligados a retrasar de un día para otro por indicaciones de Sanidad. LaLiga ha hecho acopio de 3.000 unidades para controlar a sus trabajadores, empezando por los futbolistas. Para que el Real Zaragoza pueda hacerlos tendría que contar con la autorización del Gobierno de Aragón. Si la tuviera, el club los llevaría a cabo en la forma y términos que se acuerde. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, fijó el próximo sábado como fecha para poder salir a hacer deporte y dar paseos. De este modo se refirió el CSD a los profesionales. “Para ellos, su trabajo es entrenar, por tanto, cuando se permita a la gente reanudar la actividad laboral, ellos pueden con justicia reclamar volver a la suya, que es el deporte”.

Las preguntas sin respuesta y, por lo tanto, la incertidumbre en la que está instalado el Real Zaragoza (y el resto) alcanza también a qué sucedería con las Ligas en el caso de que se tuvieran que cancelar una vez reiniciadas (aunque en este caso quizá cobraría mayor fuerza que fueran dadas por válidas en la situación en la que se encontraran, con sus ascensos y sus descensos) y qué ocurriría en el caso de que hubiera algún caso positivo en alguna plantilla.

La respuesta que dio Tebas en el foro de ADEA del pasado viernes merece leerse con detenimiento. “Lo voy a explicar, aunque eso vendrá en el protocolo de partidos que estamos preparando. La infección del coronavirus no se transmite por sudor. No se transmite por el choque. La zona por la que más se transmite es por la boca. Y eso, normalmente, cuando se está 15 minutos una persona delante de otra, con una distancia de menos de un metro y medio. Este es un nivel 1 de contagio. Y, después, el nivel 2 de contagio es cuando tú has estado a más de 2 metros... boca a boca y 15 minutos. Este segundo nivel de contagio es cuando se está alrededor de la persona que pueda tener un contagio y has estado de frente. El nivel de cuarentena es diferente. En el nivel 1 son 15 días en casa todos los que hayan estado en contacto con ese contagio. Y, en el nivel 2, solo la persona que está infectada. La Bundesliga, de acuerdo con los estudios que ha realizado, que son los mismos que los nuestros en ese sentido, establece que un jugador, en un partido de fútbol, no está nunca alrededor de otro jugador más de 15 minutos. Está 9 minutos. Y, además, no está los 9 minutos cara a cara. Esto lo sabemos por la tecnología de la que disponemos. Así que, de haber un positivo, siempre sería del grupo 2. Y, por lo tanto, solo ese jugador sería puesto en cuarentena. No el resto”. Irene Lozano también ha pedido “desdramatizar” el supuesto de que se dieran casos positivos y tomarlos como en cualquier otra actividad profesional. En cualquier caso, la AFE, el sindicato de los futbolistas, exigirá máxima seguridad para retornar a la actividad, como también lo hará el Real Zaragoza. Ha habido voces, como la del cadista Fali, que incluso han anunciado que se negarán a jugar.

Muchas preguntas, pocas respuestas firmes todavía. También con la extensión de los contratos más allá del 30 de junio y de la exigencia de los clubs de jugar con las mismas plantillas que hasta ahora para no adulterar la competición. Hay muchos planes, protocolos e ideas, todos pendientes de las directrices y del rumbo que fije Sanidad. Con el Real Zaragoza a la expectativa.