El fútbol español se jugará a puerta cerrada, al menos, durante las dos próximas semanas y jornadas. LaLiga hizo oficial la decisión tras recibir información del Consejo Superior de Deportes y la medida se enmarca dentro del paquete de actuaciones llevadas a cabo y anunciadas por el Gobierno tras el Consejo de Ministros para evitar la propagación del coronavirus.

Aunque afecta a todos los deportes del territorio nacional, en fútbol el Real Zaragoza fue el primer equipo en alzar la voz y esgrimir, primero en un comunicado, y con una comparecencia del presidente Christian Lapetra y del entrenador Víctor Fernández después, su disconformidad con la medida porque se olvida de la posibilidad de contagio de toda la gente que sí tendrá acceso al estadio. Son menos, pero no menos importantes.

De hecho, el club aboga por aplazar la competición, que remita la tormenta y retomarla recuperando los partidos aplazados entre semana. Además, se trata de un planteamiento al que se han unido clubs como el Real Oviedo o el Celta de Vigo, el sindicato de los futbolistas (AFE), que incluso está consultando a los futbolistas su postura para avanzar en los siguientes pasos, y jugadores a título individual como Dani Giménez (Deportivo), José Mari (Cádiz), Morales (Levante) o Denis Suárez (Celta de Vigo).

El Real Zaragoza se verá afectado en el choque de este domingo a las 21.00 horas frente al Alcorcón en La Romareda (un duelo en el que no estará André Pereira, que tiene una contractura en el cuádriceps) y, a domicilio, el siguiente domingo en Lugo, un duelo para el que tenía un viaje organizado en vuelo chárter y al que ya estaban apuntadas 120 personas. Al campo solo podrán entrar los justos y necesarios: jugadores, cuerpos técnicos, equipos arbitrales, juntas directivas, personal de organización como recogepelotas, mantenimiento o limpieza, delegados de LaLiga, directores de partidos, personal sanitario, fotógrafos oficiales, community managers y personal para la emisión por televisión.

Varios son los motivos que han llevado al Real Zaragoza a mostrar su disconformidad con la resolución. Si bien ya se adelantó en el comunicado, Lapetra y Víctor Fernández profundizaron en la cuestión. El presidente explicó que «hay otra serie de alternativas que se podían haber estudiado con más detalle» y, sobre todo, que está en juego la integridad de personas: «Puede preservar la salud de los espectadores pero no de todo el personal que afecta a la disputa del partido», dijo.

No sin espectadores

Es la misma postura que adoptó Víctor Fernández, que afirmó que «toda la población no son los espectadores», que es «un problema global» que requiere «preservar la salud de la gente» y hay «una parte, pequeña, que son los protagonistas del fútbol y los que les acompañan» que se pueden contagiar.

Explicó también Víctor que «entendemos que el fútbol es un macronegocio, pero hay dos partes que no podemos descuidar». Primero, continuó, «el fútbol es un deporte de fricción y cuando existe contacto hay un alto riesgo de contagio». Luego está el apartado más sentimental, porque el fútbol, sin los aficionados, no es nada: «Es un espectáculo, es pasión y sentimiento. Jugar un partido sin espectadores es sinónimo de tristeza y vacío y falta un poco al respeto a los que siempre han sostenido a este mundo tan fantástico, que son los abonados, los seguidores. El fútbol con la gente es magia y sin ella está carente de sentido».

Por ello, en resumen, «la postura menos absurda sería suspender la competición y jugarla en condiciones naturales». «No sé si habrá que esperar 15, 18, 20 o 25 días a que esto se normalice, a abandonar este escenario de miedo objetivo. Despejemos esas dudas, dejemos que pase el tiempo y recuperemos la competición con su esencia natural, con público y disfrutando», comentó. Y todo ello a pesar de que «vamos lanzados y estamos en un muy buen momento de resultados». «Nos tendremos que adaptar, nada nos va a frenar ante nuestro sueño, pero es una faena tremenda», agregó.

De todos modos, a pesar de que el Real Zaragoza mostró su postura, eso no significa que se declare en rebeldía de forma extrema. De hecho, va a «cumplir a rajatabla» las medidas adoptadas, pero sí que Lapetra deseó que la decisión «fuera revocada o estudiada con más profundidad», porque además no se han contemplado todos los escenarios, tanto que Víctor Fernández puso el foco sobre uno de ellos: «Puede haber gente que vaya a los alrededores del campo y haya una concentración de miles de personas». Además, aunque no es lo más primordial, existe un perjuicio económico para la entidad, «importante», según Lapetra, pero no cuantificado a ciencia cierta.