Preparados, listos… El Real Zaragoza inicia este martes la cuenta atrás para el ‘ya’, la semana que desembocará en el sábado 13 de junio a las 21.30 en La Romareda, el día, la hora y el lugar en el que retomará la Liga en el punto en el que se quedó en stand by después de jugar, y ganar como era costumbre por aquel entonces, en Málaga por 0-1. El equipo llega preparado a este momento tan crucial. Al menos tan bien preparado como la excepcionalidad de la coyuntura ha permitido, con el desconfinamiento primero y, después, con la gestión de los miedos personales y los temores colectivos, los entrenamientos individualizados con medidas de seguridad extremas, la progresiva recuperación del trabajo en grupo y la vuelta a la normalidad como la entendíamos antes de que la anormalidad se instalara en nuestras vidas. La plantilla llegó en un buen estado físico después de casi dos meses de encierro obligatorio. Los jugadores se comportaron con responsabilidad y profesionalidad en el cumplimiento de los planes de trabajo individualizados que les fueron encomendados. En estas cinco semanas no ha habido muchos percances físicos de importancia, el ya superado de Eguaras y ahora, el más cercano, el que sufrió Vigaray el pasado domingo.

En este tiempo, Víctor Fernández y sus colaboradores han tratado de llevar al equipo al mejor punto posible. El Real Zaragoza está preparado para el regreso. “Tengo mucha confianza en lo que pueda venir, estoy convencido de que el equipo va a seguir rindiendo bien, a la misma altura”, afirma Loreto, alter ego del entrenador. Así lo percibe el cuerpo técnico y así se entiende también en el club. El equipo está preparado y listo para volver a competir al máximo nivel en busca de un objetivo que en marzo parecía al alcance de la mano y que ahora se intuye algo más lejos en un horizonte de once inciertas jornadas, pero con un destacable factor a favor: una cómoda renta de cinco puntos de ventaja sobre el Almería y el Huesca, tercero y cuarto respectivamente. En este esprint liguero, el primer objetivo del Real Zaragoza será tratar de empezar fuerte para marcar territorio, coger buena dinámica y, si se puede, ampliar la distancia con los perseguidores para lograr un doble efecto, golpear desde el punto de vista deportivo y psicológico. Muchas variables deben ajustarse en tiempo y forma ante este nuevo mundo: la concentración, la dureza mental, la resistencia, el encaje de las piezas y de las interacciones creadas en el campo entre los jugadores y la recuperación del fútbol que llevó al Real Zaragoza hasta la segunda plaza con un claro código genético: dominio del balón, alto ritmo de juego, generación de ocasiones e instinto asesino en el área rival. “Veo al equipo con una fuerza mental igual a la que teníamos antes del parón”, asegura Loreto.

La confianza del grupo, su predisposición, el compromiso y la fe continúan donde estaban. Intactos. Las intenciones son las mejores. Desde este sábado por la noche se despejarán la enorme cantidad de incertidumbres que sobrevuelan el momento y algunas de las incógnitas sin resolver, que no tendrán respuesta hasta que la realidad del juego haga acto de aparición. Cómo estarán de forma verdadera y en qué punto andará la inspiración de los futbolistas principales que tiraban con mucha fuerza del equipo (Luis Suárez, Javi Puado, El Yamiq, Cristian Álvarez o Guti), cómo estarán los rivales en comparación al estado propio, cómo afectará el calor, jugar sin público, los cinco cambios o la concentración de once jornadas en poco más de un mes. Qué incidencia tendrán las lesiones y cuánta la fortuna, que también juega. Muchas variables controladas, más todavía en un fútbol tan instrumentalizado por la tecnología como el actual, pero también muchas fuera de control. Cuatro días más de entrenamiento y llegarán las primeras respuestas.