El Real Zaragoza apuesta de forma decidida por César Láinez para que el actual técnico del primer equipo renueve su actual contrato y se comprometa por más tiempo con la entidad. La idea con el entrenador zaragozano es que se convierta en un hombre de club, capacitado para desempeñar diferentes atribuciones, aunque Láinez siempre ha dicho que su pasión es el fútbol formativo, por lo que por ahí estaría su puesto en la entidad, pero que llegado el caso se haga cargo del primer equipo en situaciones de contingencia o de necesidad. Una figura que en el pasado desempeñaban Luis Costa, Manolo Villanova o, de forma más puntual, Manolo Nieves y que desapareció en la entidad, otra consecuencia más de la nefasta era de Agapito Iglesias.

La idea de renovar el contrato de Láinez no es nueva ni ha venido impulsada por su labor desde que se hizo cargo del primer equipo hace ahora tres semanas. Lalo Arantegui lo tuvo muy claro desde su llegada a la dirección deportiva en sustitución de Narcís Juliá a finales de febrero. Se marcó como una de las primeras tareas la de prorrogar el vínculo entre el técnico, entonces en el Deportivo Aragón, y la SAD. En principio, la predisposición del entrenador zaragozano es absoluta y siempre ha dejado caer en entrevistas y en intervenciones que siente el Zaragoza como su casa y que su deseo es estar más tiempo en el club de su vida, el que ha marcado su trayectoria profesional, primero como portero y ahora como técnico. Como la apuesta del club en él también es decidida, en principio no debería haber problemas para cerrar esa renovación.

La caída del equipo con Raúl Agné obligó a que Láinez tomara las riendas el pasado 20 de marzo, aunque la intención inicial del club era terminar la temporada como fuera con el entrenador de Mequinenza, teniendo en cuenta que para la próxima campaña la apuesta para el primer equipo es Natxo González, actual entrenador del Reus, que salvo sorpresa o giro inesperado dirigirá a un Zaragoza que lucha por seguir en Segunda División. De todas formas, hay que recordar que un escenario de descenso a Segunda B sí supondría un cambio brutal de la realidad del Real Zaragoza, que podría llegar a desaparecer si acaba en la categoría de bronce.

TRES JORNADAS / Sin embargo, la entidad cambió su plan con Agné y Láinez se hizo cargo del equipo tras la derrota ante el Sevilla Atlético al ser ya insostenible la situación y también las sensaciones que transmitía el Zaragoza con el anterior entrenador. En tres jornadas, el técnico zaragozano no conoce la derrota, con una victoria en Elche y dos empates ante el Valladolid y en Almería. Y el equipo ha dado muestras de clara recuperación futbolística y anímica, aunque sigue lastrado por males endémicos de toda la temporada, como los problemas atrás o el bajón físico en los finales de partido, cuestiones que parecen de difícil solución a estas alturas de curso.

Lo que es evidente, y así lo tiene claro el club, es que Láinez ha demostrado en estas tres semanas que está perfectamente preparado para el reto del primer equipo y que ese papel de técnico en el club de toda su vida lo puede desempeñar a la perfección, lo que ha reforzado más si cabe la idea de Arantegui de que la vinculación de Láinez sea durante más tiempo. El exportero ya avisó en su presentación que su intención era solo entrenar al primer equipo estos tres meses y después volver al fútbol formativo, a la cantera, idea que casa por completo con la mencionada apuesta del Zaragoza en Natxo González.

El exguardameta, que ayer cumplió 40 años, ya se entrenaba con la primera plantilla con 17, disputó 119 partidos oficiales y alzó dos Copas del Rey y una Supercopa antes de decir adiós el 25 de mayo del 2005, con 28 años y por culpa de unas lesiones de rodilla que le persiguieron desde 1993. Comenzó a entrenar en el Stadium Casablanca mientras terminaba de sacarse el título nacional y dirigió a los benjamines del Juventud antes de regresar a la Ciudad Deportiva y de coger el filial en octubre del 2014 cuando fue destituido Emilio Larraz, que antes le había elegido como segundo en el B.