La hondura de la crisis histórica, de profunda carga social, que está atravesando el Real Zaragoza, ligada al desfalco económico que sufrió con Agapito Iglesias y a la torpeza deportiva en la que ha incidido la Fundación 2032, va a conducir al conjunto aragonés a su quinta temporada consecutiva en Segunda División en el siglo XXI. Un récord terrible y sin parangón entre los grandes clubes de este país, entre los diez mejores clasificados de todos los tiempos. Noveno en esa tabla establecida por los puntos sumados en Primera División, sin embargo es el séptimo en cuanto a títulos conquistados a nivel nacional e internacional. Su vitrina exhibe con orgullo nueve trofeos: 6 Copas, 1 Recopa, 1 Copa de Ferias y 1 Supercopa de España, por encima de los curriculums de Real Sociedad y Espanyol que le preceden en la lista de la Liga. Un lustro desterrado de le élite es demasiado. Entristece a la afición y se hace incomprensible para el resto de los integrantes de la aristocracia futbolística, que poco a poco que van acostumbrando a la ausencia de uno de sus ilustres, incluso a observarle con cierta distancia.

De las últimas 17 temporadas, el Real Zaragoza ha estado seis en Segunda y se aproxima a la séptima. En el curso 2001-2002 bajó con Alfonso Soláns hijo en la presidencia. Desde 1978 no se producía ese drama. Como era costumbre hasta entonces, la travesía por el desierto duró una sola campaña. La era Agapito arrasa con todo hasta consumarse el primero de los descenssos con el empresario soriano en 2007-2008. De vuelta a Primera en un solo ejercicio y después de cuatro años apurando la permanencia hasta el último trago y entre no pocas sombras legales, se produce la caída definitiva a todos los infiernos en el 2013. Agapito sigue jugando al gato y al ratón con la venta de sus acciones hasta que surge el triple salto mortal en el verano del 2014, con los comisionistas de Mariano Casasnovas como puente hacia la Fundación 2032. Los nuevos propietarios heredan la sociedad por la cesión de las acciones de Iglesias y alguna que otra cláusula aún vigente en el contrato... Puestos vitalicios incluidos

Los patronos no sólo no logran enderezar el rumbo de la nave, sino que la bombardean por su inexperiencia. Marineros de agua dulce, empresarios de éxito en lo suyo, gestionan una deuda colosal y enrevesada que van parcheando con negociaciones que restan al acreedor y con prórrogas con Hacienda. Entre las limitaciones de la tesorería, los límites salariales y la estrechez de conocimientos en la materia --además de caprichos personales--, las plantillas han ido perdiendo calidad a pasos agigantados hasta llegar a un punto insostenible: hace apenas tres jornadas, la amenaza del descenso a Segunda B era una realidad.

La irrupción de César Láinez y su buen trabajo ha frenado lo que hubiera sido una catástrofe para la ciudad y para la comunidad. No obstante, el Real Zaragoza mira al horizonte y contempla su quinta temporada consecutiva en Segunda División, una marca o estigma sin comparación en el siglo actual entre los históricos de este deporte. La ilusión volverá a reactivarse la próxima temporada, en el verano de las promesas rotas, pero ¿con qué garantías si la administración sigue en las mismas manos, las que estrecharon en su día la de Agapito Iglesias?