El mejor Eguaras es indiscutible. En plena forma, el navarro es diferencial en la categoría y el fútbol adquiere otra dimensión. Buena prueba de ello fue su partido del domingo. O más bien su recital. Porque Eguaras, clave en los tres tantos que el Zaragoza endosó al Extremadura, impartió una lección con la pelota. Fue el mejor del rombo y también fuera de él. Un coloso que guió a su equipo a la victoria en un partido que se había puesto cuesta arriba. Eguaras marcó el camino y su regreso es una bendición para el zaragocismo que, sin embargo, frunce el ceño al recordar que el centrocampista acaba contrato el próximo 30 de junio y aún no tiene una oferta de renovación encima de la mesa.

Atrás quedan meses de angustia y dolor. Aquella pubalgia que le amargó la existencia desde finales de la temporada 2017-18 parece ya relegada al olvido. O casi. «Es bonita la sensación de poder estar con todo el grupo y no estar pendiente de si haciendo algo me va a doler o haciendo otra cosa a los dos días voy a tener molestias. Ha sido como quitarme un peso de encima al saber que está todo olvidado», dijo el mediocentro hace un par de semanas en una entrevista concedida a este diario.

Eguaras ha vuelto y lo ha hecho a lo grande. Víctor Fernández le estaba esperando. El navarro es su mediocentro titular y el mejor vértice posible de un rombo que exige en esa posición un jugador como él bien escudado en los interiores por gregarios de lujo. Ha tardado, pero ya está aquí. Entró al campo en el último minuto de la jornada inaugural y no participó en Ponferrada, pero, a partir de entonces, lo ha jugado todo. Tres partidos completos, tres victorias. Comenzó a carburar ante el Elche (1-0), aceleró en Alcorcón (0-3) y arrasó al Extremadura (3-1).

En tres duelos, Eguaras ha repartido ya otras tantas asistencias, es decir, ya sale a una por partido. Solo Embarba (Rayo Vallecano) ha dado más goles que él (4), pero el madrileño ha jugado todos los encuentros, así que la media de Eguaras es mejor. El cartero comenzó a repartir en Alcorcón, donde, además de ostentar un 90% de acierto en el pase, sirvió en bandeja a Vigaray el tercer tanto del Zaragoza. En aquella ocasión, la sutil entrega abrochaba una contra. Ante el Extremadura, asistió a Dwamena para abrir el marcador y a Suárez para cerrarlo, pero también fue clave para deshacer el empate a uno. Lo hizo con tiralíneas, en un pase precioso al colombiano, que entregó el gol a Kagawa para que este marcara a placer el 2-1.

Sus números frente al Extremadura, como expuso el propio club, están «al alcance de pocos mediocentros». 67 pases precisos de 73 intentados (92% de éxito), seis oportunidades creadas y dos asistencias de gol. De esos 67 pases precisos realizados, 48 fueron en campo rival, y tan solo 19 en terreno propio. «Un factor determinante para la incidencia de Eguaras en el resultado, pues cuanto más cerca esté de los hombres de ataque, mejor acaban las posesiones para el conjunto de Víctor Fernández», expuso la entidad, que ahora parece abocado a revisar esa idea inicial de esperar para ofrecerle la renovación.

Porque el club, escudado en los problemas físicos del futbolista durante los últimos meses, había decidido aguardar hasta comprobar su estado real. «Me parece lógico. Es mi tercer año aquí. Uno lo tuve bueno y el otro apenas pude hacer nada. Este año es el que de verdad me va a valorar y me va a hacer ver si merezco esa renovación o ya no tienen que contar conmigo. Entiendo completamente la postura del club, tiene que ver si estoy plenamente recuperado, si puedo dar el nivel para jugar en el Zaragoza. Intentaré dar lo mejor de mí para que esa renovación pueda llegar», admitió el jugador a EL PERIÓDICO.

Desde luego, si Eguaras mantiene el nivel exhibido en los últimos partidos, el Real Zaragoza parece abocado a presentarle cuanto antes esa oferta de renovación. En caso contrario, en enero el jugador será libre para negociar con cualquier otro club.