Ocho temporadas en Segunda, las seis últimas en el Alcorcón, y un ascenso a la categoría de plata con el Huesca contemplan a Dani Jiménez, que aún no pisó la tierra prometida de la élite. Lo rozó en el Sevilla, en cuya cantera se formó y donde estuvo cerca de cumplir el sueño de su abuelo Paco, quien cada entrenamiento en el Antoniano de Lebrija le llevaba viendo en los ojos de un niño a un futuro profesional. “Hay una promesa a mi difunto abuelo, que tenía la ilusión de que su nieto jugara en Primera. Por él, sobre todo, y por esa ilusión mantengo esa fe. Falleció en el 2003 y venía siempre conmigo porque mis padres no podían. Donde estoy seguramente se lo debo a él y quiero cumplir ese sueño”, asegura el portero, que cumplirá 31 años el 5 de marzo.

No esconde el meta sevillano que no haber dado ese salto a la élite “es una espina clavada”, pero insiste en que “mi camino está ahí y yo trabajo cada día con la esperanza de que algún día llegue”. Ese camino empezó a tomar forma en la cantera del Sevilla y fue Manolo Jiménez el que le dio la oportunidad de ir convocado por primera vez para jugar en Riazor. No lo hizo entonces ni en varias citaciones más, pero “el Dani de ahora, y su formación, le debe mucho a los ideales y a la forma de trabajar del Sevilla”, argumenta. Cansado de esperar su oportunidad, se marchó en el 2012 a Miranda de Ebro, dos años, y después llegó al Huesca, en Segunda B, junto a Tevenet para lograr un ascenso como titular. Aunque hizo las maletas ese mismo verano del 2015 para fichar por el Alcorcón, porque “mi mujer trabajaba en Madrid y prioricé la vida personal cerca de ella a que la deportiva, porque lo fácil era quedarse en Huesca, donde tenía ya algo ganado”.

En Santo Domingo cumple su sexta temporada. Empezó como alternativa en la portería, pero en los últimos tres cursos es el titular en un club veterano en la categoría de plata que pone siempre el objetivo en no bajar a Segunda B. “Aquí hay una estabilidad institucional muy buena, pero el objetivo único es ese”. Una meta que se les complicó mucho este año, con nueve derrotas seguidas que les colocaron últimos. La llegada de Anquela ha traído luz, pero aún les queda camino. “El míster es pasión y sentimiento. Nos dio el plus que necesitábamos. Tiene las ideas claras, siente mucho el fútbol y te transmite su energía”, dice el arquero sevillano, que insiste en que lograr la permanencia por cómo se puso la temporada “sería un reto admirable”.

Para conquistar ese reto tiene el Alcorcón este lunes la visita a La Romareda, ante lo que es ahora un rival directo. “El Zaragoza viene con una dinámica positiva y nosotros con un partido positivo, es la diferencia en este partido. Ellos por entidad, afición y club siempre son favoritos. Es un partido más, pero súper importante para el devenir de los dos equipos”, subraya. Con todo, no ve al equipo de JIM peleando hasta el final de Liga por salvarse. “Si analizo jugador por jugador, bendita plantilla tiene. Pero a veces hay dinámicas, circunstancias, cosas que no salen… El fútbol no siempre tiene lógica y el peso de la ausencia de la afición lo está notando. No pondría la mano en el fuego, pero con la dinámica actual, viendo que jugadores importantes están subiendo el nivel en el momento oportuno, creo que va a salir de abajo pronto”.

Entre esos jugadores importantes, Dani no tarda en citar a su colega Cristian Álvarez, que regresa tras su lesión. “Es un referente en la categoría. Para mí y para muchos es un orgullo podernos enfrentarnos a futbolistas tan buenos”, indica entre elogios al portero argentino, destacando de su enemigo de este lunes su juego ofensivo con Juan Ignacio Martínez porque “cuenta con dos laterales que suben mucho y en ataque aprietan llevando al rival a un bloque defensivo bajo. Desgasta a los rivales y ha ganado mucho en esa faceta, aunque no esté haciendo muchos goles y defensivamente ahora son muy sólidos también por esa forma de atacar”.

La alineación indebida

Esas virtudes no las exhibía el Zaragoza en la primera vuelta, cuando firmó un gris empate en Santo Domingo que la alineación indebida de cinco jugadores con ficha del 'B' convirtió en victoria por 0-3. “Nos sorprendió, porque ni yo ni el resto del equipo fuimos conscientes en el césped. Yo me entero cuando me lo dice el Pichu (Atienza) en el vestuario porque algún directivo del Zaragoza ya se había dado cuenta. La ley está para cumplirla, lo asumimos en un comunicado ese error, porque aquí todos somos personas y nos equivocamos”, relata Dani Jiménez, que recuerda que en los últimos años casi siempre el Alcorcón le ha dado guerra al Zaragoza. A eso y a llevarse tres puntos de oro aspira el equipo alfarero este lunes. Un botín vital para salvarse, para cumplir esa meta global. La personal, la que soñaba Paco, su nieto está convencido de que la cumplirá.