Andaba (figuradamente, claro) Ander Garitano este miércoles camino de Mérida con unas ganas especiales de comenzar su nueva andadura, un nuevo proyecto, diferente al último del Ebro, pero con una gran ilusión. El vasco, aunque un aragonés más de adopción, se marca una meta clara como director deportivo del club extremeño: llevar al equipo del Estadio Romano a la Segunda B Pro, la nueva categoría intermedia entre Segunda y Segunda B que nacerá la próxima campaña para reestructurar la categoría de bronce. Comienza el desafío de Ander.

«Estoy muy ilusionado, porque es un buen proyecto el del Mérida. La gente del club ha mostrado mucha seriedad y he dado el paso», explica Garitano, que reconoce que «no es fácil que me mueva de Zaragoza para ir a ningún lado», lo que habla bien de los anhelos de la entidad extremeña.

Tras un año en Tercera, este curso el Mérida luchaba por la salvación en Segunda B. Quién sabe si lo hubiera logrado, pero la suspensión de la competición debido al coronavirus fue un salvavidas ya que se encontraba en la penúltima posición, aunque a solo dos puntos del playout. Otra oportunidad y con nuevos cimientos. Uno de ellos, el propio Garitano, que afirma que ha dado el paso «porque he visto seriedad y que se puede hacer algo». «He tenido varias conversaciones con el presidente y el gerente y ahí que vamos», dice convencido.

Los objetivos los tienen muy claros él y la entidad, tanto que ha firmado por dos años, pero el exzaragocista posee una cláusula incorporada a petición propia para desligarse en caso de no alcanzar la nueva categoría intermedia. «El objetivo que me han marcado desde el club es el mismo que tengo yo, que es jugar la Segunda B Pro, que entran 40 equipos de 100, y es el objetivo que tenemos ambos, el cuerpo técnico y los jugadores. No va a ser fácil conseguirlo, pero vamos a hacer todo lo posible para que sea así». asegura. Y agrega: «Si no estamos ahí es que no he cumplido, así que no me inquieta».

El Zaragoza de reojo

Este año, reconoce, le ha venido muy bien. Después de su experiencia en el Ebro de cinco años dentro del equipo y uno antes haciendo la plantilla de Tercera, le apetecía reciclarse, aprender, descansar y disfrutar de la familia antes de embarcarse en un proyecto que le llene, el cual ha llegado ahora. «Me ha venido bien y he visto más fútbol que en cualquier otro año. Siempre se puede aprender, hasta de un calentamiento de benjamines, y este año me ha servido para hablar con mucha gente y también desconectar de los fines de semana. De lunes a viernes hacía más cosas y he llenado la cartera de jugadores con más detalle. He podido mejorar y el fin de semana ha sido para la familia y lo demás», explica.

Y de reojo, como cualquier amante del fútbol y del Real Zaragoza, se encuentra el retorno de la competición, al que también le tiene ganas: «Estoy como todo el mundo, esperando que el club ascienda de una vez por todas a Primera División y que la gente vuelva a disfrutar del fútbol en la élite. Es lo que quiero y deseo por la gente del club y los aficionados del Real Zaragoza. Lo deseo a toda costa», incide.

En cuanto a las opciones de ascenso, tirando más de cabeza que de corazón, el exzaragocista se muestra optimista. Primero, por la distancia de cinco puntos, «que no es insalvable pero sí importante». Después, «porque creo que todos están totalmente centrados en que van a ascender». En definitiva, «tiene muchas posibilidades», aunque la falta de público será un hándicap: «Que en el estadio no haya gente hace que sea el más perjudicado con diferencia de los 22 equipos porque se pierde la pasión y la fuerza de la afición del Zaragoza, pero al fin y al cabo tiene calidad suficiente para ser superior tanto fuera como en casa», finaliza.