El Real Zaragoza está vivo hoy por esto: Víctor Fernández ha sumado 18 puntos de los 39 que ha habido en juego desde que se sienta en el banquillo, especialmente con aquella extraordinaria reacción que catapultó al equipo desde la zona de descenso hasta una cómoda media tabla que por momentos, juego, sensaciones y resultados invitó a pensar en otra cosa. No ha sido así porque la realidad de esta plantilla y de un puñado importante de sus futbolistas cae a plomo. Pero al entrenador hay que atribuirle que recuperara a un equipo que su antecesor, que menudo error, había dejado para la liquidación.

Sin embargo, en las últimas jornadas, después de aquel momento de fulgor y reacción sólida, con argumentos futbolísticos, el equipo se le está escapando. Ni siquiera Víctor puede huir de la realidad de la plantilla, de sus notorios desequilibrios, de la poca calidad en algunos puestos ni de las lesiones, recurrentes por factores azarosos y por otros controlables. Si es que Papu lleva casi un mes en su país. ¡Un mes!

Con los tres puntos del Reus ya seguros, al Real Zaragoza le quedan diez partidos para ganar varios más y asegurar la permanencia. Víctor lleva algunas jornadas haciendo cosas raras y sin dejar ningún sello. No sería bueno que se mimetizara con el nivel de su plantilla.