Cada saque de esquina botado por el Real Zaragoza es una bala perdida. Si la estrategia defensiva es un problema serio para un conjunto aragonés que encaja a través del balón parado casi el 40% de todos los goles que recibe, en ataque la eficacia es incluso peor. Porque ni uno solo de los casi cien lanzamientos desde el córner botados por el Zaragoza ha acabado en gol como consecuencia del remate de un jugador blanquillo. Solo en una ocasión hubo éxito, pero merced a la involuntaria ayuda de Clau (Las Palmas), que marcó en propia puerta en la jornada que abría el campeonato para el Zaragoza (2-2).

Salvo en aquella oportunidad, el Zaragoza nunca ha sacado rédito de este tipo de jugadas. Y han pasado ya cuatro meses. La ineficacia no es solo rematadora, porque son muy pocos los saques de esquina que son culminados por un jugador zaragocista. La inmensa mayoría, de hecho, son despejados sin problemas por el equipo contrario.

Y no será por escasez de lanzamientos. Porque el Zaragoza está entre las escuadras que más córners lanza, con un total de 96 en los 22 encuentros disputados. Es decir, el conjunto aragonés bota casi cinco por partido, pero nunca tienen consecuencias.

De hecho, esos 96 lanzamientos solo son menos que los llevados a cabo por media docena de rivales de la categoría. Únicamente Espanyol (116), Rayo Vallecano (116), Castellón (111), Mirandés (106), Mallorca (105) y Almería (100) han disfrutado de una mayor cantidad de saques de esquina (a falta de computar los partidos disputados este domingo) que un Zaragoza incapaz todavía de sacar provecho de semejante cantidad de ocasiones para hacerlo.

El partido disputado el pasado viernes en el Carlos Belmonte fue el enésimo ejemplo de esa falta de peligrosidad a balón parado de un Zaragoza que sufre por delante y por detrás con este tipo de jugadas. Hasta diez córners lanzó el cuadro de JIM a lo largo de los noventa minutos del partido, pero casi todos fueron despejados sin mayores apuros por la defensa del Albacete.

El problema, quizá, no reside tanto en la inoperancia rematadora de los zaragocistas como en una mala ejecución de este tipo de lanzamientos. De hecho, el Zaragoza carece de un consumado especialista en esta tarea más allá de Zapater. El ejeano es, seguramente, el futbolista de la plantilla que mejor ejecuta el balón parado. De hecho, de sus botas nacieron los tantos ante e Oviedo (marcado en propia puerta por Bolaño) y en Cartagena, donde Azón marcó el único gol a balón parado de la temporada. Ambos llegaron tras un centro al área del capitán al ejecutar una falta lateral a favor de los aragoneses.

Más allá de Zapater, el Zaragoza sigue perdido. Por la esquina ha pasado ya una gran cantidad de jugadores, entre ellos Eguaras, Bermejo, Zanimacchia o James, pero ninguno ha conseguido afianzarse. El nigeriano, de hecho, ejecutó muy mal los dos últimos saques favorables al Zaragoza en Albacete.

En una categoría en la que el balón parado y la estrategia son clave, el Zaragoza sigue entre los peores en la materia. Si no el peor de todos.