Enero quedó atrás para el Zaragoza, un mes donde hubo conflictos, como casi siempre con Agapito Iglesias, pero también un tiempo en el que Paco Herrera encontró un camino hacia la élite, con 10 puntos de 12 para que el equipo aragonés fuera el mejor y para que tenga a tiro entrar en ascenso directo, algo que las victorias ayer de Depor y Eibar dejaron en casi imposible, salvo que gane al Barça B por más de cuatro goles y que el Sporting no supere al Mallorca. Con todo, vencer en la primera visita del filial azulgrana a La Romareda es más que obligado.

El Zaragoza aspira a no parar en el ritmo que ha puesto, en la marcha frenética que se ha marcado rumbo a lograr un deseado retorno a Primera que hasta hace no mucho estuvo lleno de sombras, dudas e irregularidad. Ahora, con 20 puntos en las últimas 9 jornadas, esa senda está dibujada. Toca seguirla sin desviarse, que bastante se hizo ya en el inicio liguero. Un filial de un equipo grande, además de marcar la dolorosa realidad que implica la Segunda, porque el que siempre tiene que pasar por aquí es el primer conjunto azulgrana, es un enemigo imprevisible, quizá menos exigido e intenso y que deja jugar más, pero con mayor calidad, sobre todo arriba. Ya en el Mini Estadi en la primera vuelta le dio un buen golpe en el mentón al entonces frágil equipo zaragocista.

Herrera ha visto acabar el mercado de fichajes con solo un refuerzo, César Arzo, que hoy es baja, y las salidas de Ortí y Porcar. Mantiene fuera a los demandantes, con Movilla suspendido de empleo y sueldo un mes y buscando hasta debajo de las piedras un lugar donde entrenar, y con José Mari y con Paredes con más opciones de regresar en un futuro, pero no aún y, salvo sorpresa, como mucho con una presencia residual en lo que queda. Admite el técnico que la plantilla se ha quedado corta, pero la ve suficiente para la recta final y decisiva por el ascenso. Siempre que no haya lesiones largas de jugadores claves, claro. A rezar toca, pues, por ahí.

LAGUARDIA Un lesión, la de Arzo, es la que provocará el único cambio. Regresa Laguardia, al que la llegada del nuevo central le dejó sin sitio. El zaragozano vuelve en un bloque más seguro, que lleva dos partidos seguidos sin encajar, y eso también le favorecerá. El resto, los mismos, también un Roger que en enero firmó tres dianas y actuaciones decisivas desde que juega acompañado arriba por Montañés. El ariete valenciano, mejor jugador de enero en la Liga Adelante, tampoco desea que el ritmo zaragocista y el suyo no paren.

Enfrente estará un Barça B al que su fragilidad defensiva le supone un hándicap para alejarse del descenso, pero que si tiene el día le puede hacer un roto a cualquiera. Que le pregunten al Hércules, que se llevó una manita hace tres semanas... Samper sostiene en el medio a un equipo en el que Eusebio fía el ataque a la velocidad supersónica de Adama Traoré y a la clase de Denis Suárez. Vuelve Dongou a la punta de lanza del cuadro culé, cuyos jóvenes seguro que querrán lucirse en un escenario como La Romareda, otro dato a tener en cuenta para que este Zaragoza lanzado, que lleva cinco partidos sin perder ante su gente, no vea frenada su progresión.