Las actuaciones de Javi Ros en los dos últimos partidos, saldados ambos con victorias esenciales del Real Zaragoza, han dejado patente que el navarro cada vez se encuentra más a gusto como eje único en la medular, posición en la que su rendimiento es superior. El navarro ha sido clave en las dos contiendas, en las que ha impartido una lección de colocación, salida, ayudas y coberturas, lo que ha contribuido decisivamente a que el Zaragoza, diseñado a través de un 4-1-4-1, haya certificado virtualmente una salvación que llegó a ponerse difícil.

El mérito de Ros, pues, es evidente. Y más en función del compañero damnificado. Porque Eguaras, un jugador hasta ahora indiscutible, ha perdido el sitio en favor del tudelano, que ocupó ese lugar en Almendralejo como consecuencia de la sanción a su compañero y que retuvo el puesto el pasado viernes ante el Sporting, abocando a su paisano al banquillo. Era la primera vez desde la llegada de Víctor que Eguaras se quedaba fuera del once inicial zaragocista. «La verdad es que es una posición que me gusta y en la que me encuentro muy cómodo. Ya me ha tocado jugar ahí unos cuantos partidos, pero lo más importante es haber ayudado al equipo a ganar estos dos partidos tan importantes para nosotros», expuso ayer el segundo capitán zaragocista.

Esos seis puntos en los dos últimos choques han situado al equipo aragonés a las puertas de una salvación de la que solo le separa un punto. Esta podría quedar definitivamente cerrada el viernes en Málaga, donde al Zaragoza le basta un empate. «Pero vamos a salir a ganar, como lo hacemos siempre. El viernes dimos un gran paso ganando al Sporting en un partido muy bueno pero ahora solo nos centramos en trabajar bien para dejar sellada la salvación sin esperar más», apuntó Ros.

Aunque todo pudo acabar ya el pasado fin de semana. Sin embargo, la victoria del Lugo ante el Deportivo aplazó el respiro definitivo. «Nosotros hicimos lo que teníamos que hacer: ganar nuestro partido, aunque luego el resto de resultados no nos favorecieron para dejar sellada la permanencia, pero seguimos muy centrados en lo nuestro porque estamos muy cerca», reiteró.

Para Ros, la clave de la reacción del equipo en las dos últimas citas pasa por haber asimilado a la perfección la situación tan delicada en que se encontraba el equipo. «Estábamos muy mentalizados y responsabilizados. Sabíamos lo que nos estábamos jugando y lo que debíamos hacer. Y hemos respondido muy bien», aseguró el navarro, que, aunque admite que «no hemos cumplido las expectativas, ni las de club ni las nuestras», valora que «al final hemos respondido a lo que debíamos hacer».

Sin embargo, Ros rescata el discurso construido sobre la cautela para recordar que «todavía nos queda el último paso». Para ello, confía en repetir el encuentro que el Zaragoza completó el pasado viernes. «Ya nos merecíamos un partido así tanto nosotros como la afición», subrayó el medio, que se esfuerza en extraer las consecuencias positivas de una temporada marcada por un fracaso estrepitoso. «Nos ha servido a todos para madurar y mejorar. La plantilla es muy joven y hay cosas que tenemos que aprender y esperar que sean buenas para el futuro». Entre ellas, la llegada de Víctor. «Desde que llegó, los golpes se afrontan de mejor manera y, de hecho, con él hemos remontado muchos partidos», indicó el tudelano, que comprende la petición popular de que Víctor continúe. «Es normal que la gente esté ilusionada en que pueda seguir, pero será una decisión suya y personal. Aprovecho para darle las gracias por el esfuerzo enorme que hizo para venir a ayudar en un momento muy delicado. Será él quien decida si quiere seguir», expuso el navarro.