Al Zaragoza le va la táctica de la tortuga. Lento pero seguro. Sin prisas, pero sin pausas, el equipo aragonés marcha al ralentí hacia una salvación que se divisa próxima en el horizonte pero que no se termina de agarrar por el cuello. La barrera virtual de los 42 puntos, línea imaginaria que cifra el aprobado para pasar de curso en Primera, se ha escapado por dos ocasiones consecutivas de La Romareda (empate ante el Rácing y derrota con el Valencia). Esta espera no quita el sueño por la cercanía del objetivo y la torpeza ajena de los que sí están con el agua al cuello. Sin contar al deshauciado Murcia, el Celta y el Espanyol, firmes candidatos al descenso, no levantan cabeza y están obligados a realizar un esprint letal para enviar al Infierno al Zaragoza. Este imposible da firmeza a la calma que se percibe en el vestuario aragonés. "Con una victoria más nos salvaremos. No hay que intranquilizarse porque quedan seis jornadas para hacerlo", comentó ayer Savio Bortolini.

GRAN DISTANCIA Los siete puntos que separan en la actualidad al Zaragoza con el Espanyol y los ocho con el Celta suponen un seguro para el cuadro de Víctor Muñoz. Con seis jornadas para el cierre de la competición, y contando con un siniestro total (el Zaragoza no puntúa), sus dos acosadores deberían por lo tanto ganar al menos tres encuentros, nueve puntos o lo que es lo mismo, el 50% del botín que queda por repartir. Esta cifra supone un respiro para los aragoneses contando con el paupérrimo bagaje logrado hasta ahora por estos dos rivales y por el durísimo calendario que les espera a ambos a la vuelta de la esquina.

INMERSOS EN OTRAS BATALLAS Como si con lo suyo tuvieran poco, el Celta y el Espanyol se verán inmersos en otras batallas ajenas a su preocupante situación. Así, los gallegos y catalanes, se medirán a conjuntos que luchan por entrar en Champions, en la UEFA o, como ellos, por firmar la permanencia. Al Celta le queda visitar al Albacete, Atlético y Deportivo y recibe en Balaídos al Osasuna, Barcelona y Mallorca. Por su parte, el Espanyol, que recoge los equipos que deja el Celta, debe viajar al Sadar, el Nou Camp y Son Moix, mientras que por Montjuïc pasarán el Atlético, Deportivo y Murcia. El plan de viaje no es el más cómodo.

Pero es que las credenciales con las que alcanzan la hora de la verdad no infunden esperanza a su deseo de huída de la quema y, por contra, apaciguan el temor ante una declive brutal del Zaragoza y sus compañeros en el penúltimo vagón. El Celta anda desesperado hacia el patíbulo con sólo seis triunfos en 32 partidos. Su porcentaje de puntos es irrisorio (31%) e insuficiente si no se varía para seguir en Primera. Los cálculos también crucifican al Espanyol, que aunque ha adquirido nueve triunfos (sólo uno menos que el Zaragoza) avanza a un ritmo menor (32%) y crítico para lograr el objetivo adelantando al cuadro aragonés.

Mirando el ombligo propio, el pasado reciente da razones al Zaragoza para no caer en histerismos. Sólo con igualar la misma renta de resultados alcanzada en la primera vuelta, la permanencia sería un hecho consumado. En el mismo trecho, se sumaron cinco puntos, que ahora, con Muñoz, serían más que válidos para finiquitar la permanencia. "Con ganar un par de partidos todo estará solucionado. No hay que ponerse nerviosos. Contra el Valencia perdimos una oportunidad, pero aún tenemos seis encuentros más", comentó ayer Cani. "Aunque perdimos, seguimos jugando con nuestro estilo. Debemos seguir así y no tendremos problemas", dijo Savio.

La comodidad con la que se mira el futuro se asienta en los 18 puntos que se han capturado en la segunda manga del campeonato, con los que se abrieron brecha con el resto de rivales por evitar el descenso. En este mismo espacio de tiempo (13 jornadas), pero de la vuelta inicial, el equipo consiguió 15, una victoria menos (ante el Málaga), una diferencia leve, pero que permite mantener el pulso más sereno ante el examen final.