La estrategia se ha convertido en un auténtico calvario para el Real Zaragoza. Prácticamente la mitad (8) de los 18 goles encajados hasta ahora por el conjunto aragonés han llegado a través de esta disciplina, bien desde saques de esquina o faltas. A ellos se añade, además, el tanto de penalti recibido en Soria, donde Borja Viguera anotó el gol de la victoria del Numancia a falta de apenas cinco minutos para el final del partido.

La sangría, pues, tiene una procedencia clara. El pasado sábado, el Mallorca hurgó en la herida y lo hizo bien pronto. Antes del minuto 6, Lago Junior ya había puesto en ventaja a su equipo al rematar un balón suelto que había llegado desde un saque de esquina. Como una semana antes ante el Nástic, los focos se centraron sobre Verdasca, que no acertó a rechazar el balón antes de que llegara a la bota del delantero del Mallorca. En Tarragona, el portugués se había despistado en la marca sobre Fali ya en el minuto 4.

De hecho, el Zaragoza ha encajado goles a balón parado en los seis últimos partidos. Un dato esclarecedor que advierte de un problema serio. Mallorca y Nástic han sido los últimos en explotar la debilidad zaragocista en esta disciplina, pero antes ya lo habían hecho de forma consecutiva Granada, Elche, Tenerife y Numancia (si consideramos el penalti también como gol a balón parado, aunque no sea de estrategia). El equipo nazarí sentenció al Zaragoza ya en la primera parte con un magistral lanzamiento de falta directa de Vadillo que supuso el 0-2 definitivo. Una semana antes, Verdú también sacaba provecho de una falta de concentración defensiva de los aragoneses para mandar el balón a la escuadra tras un par de pases en corto desde un saque de esquina. Y en la jornada anterior, Acosta provocó la destitución de Idiakez al rematar de cabeza a la red una falta lateral a favor del Tenerife en la última jugada del partido.

Anteriormente, la estrategia ya había dado disgustos al Zaragoza. Como en la séptima jornada, cuando el Albacete consiguió sus dos goles (2-2) en jugadas de este tipo. La primera, como consecuencia de una falta ensayada a la espalda de Lasure que acabó con un centro desde la derecha para que Manaj marcara a placer. El segundo, por su parte, llegó desde un saque de esquina que Verdasca remató en propia puerta.

El primer tanto encajado a balón parado llegó en la tercera jornada, cuando Rafa Mir cabeceó -en fuera de juego no señalado- una falta lateral (1-1). Ante tal sangría, Lucas Alcaraz viene trabajando en estas jugadas casi desde que llegó. Pero, de momento, los resultados no están llegando. Más bien al contrario.

Pero los goles encajados por el Zaragoza tienen otra procedencia clara: la banda derecha, desde donde han llegado tres de los últimos nueve recibidos por Cristian Álvarez. Desde ese costado se fraguó el segundo tanto del Mallorca el pasado sábado. La subida del lateral Gámez acabó con el balón en la bota de Aridai que, desde ese costado, puso un centro que superó a los centrales zaragocistas hasta llegar a Lago Junior, que marcó a placer. Pero, antes, ese flanco ya había sido clave en los goles de Granada y Elche. El equipo andaluz consiguió su primer tanto al aprovechar Fede Vico un rechace de Cristian a disparo de Vadillo desde la derecha y, desde ese mismo lado llegó el segundo tanto del Elche, cuando el balón llegó a la frontal para que Nino batiera a Cristian.

En total, once de los últimos doce goles encajados por el Zaragoza han llegado a balón parado o en jugadas elaboradas desde la banda derecha del ataque rival e izquierdo de la defensa aragonesa. Frenar esa sangría se antoja esencial para que el equipo consiga una seguridad defensiva ausente durante gran parte de la temporada. De hecho, lleva encajando goles durante diez partidos consecutivos.