Al final, en el fútbol los números lo resumen todo. Son la consecuencia de los actos desarrollados sobre el césped y la síntesis de la situación de un equipo. Con Rubén Baraja, el Real Zaragoza sumó diez puntos de 30 posibles, incluidos los dos por obra y gracia de la alineación indebida del Alcorcón. El entrenador vallisoletano consiguió el 33% del total. Con Iván Martínez, el equipo amasó solamente tres puntos de 24 posibles, el 12,5%. Juan Ignacio Martínez acumula tres jornadas al mando en Liga, todavía no ha perdido y ha sido capaz de ganar los dos encuentros que ha dirigido en La Romareda, contra el Lugo y el Logroñés. Ha hecho un siete de nueve, el 77,7%.

La suya todavía es una trayectoria corta y a la que le falta recorrido para evaluarla con mayor justicia, pero ya contiene circunstancias meritorias, fundamentalmente porque ha logrado invertir de manera inmediata una dinámica peligrosísima y generar una nueva tendencia, sustentada en un nivel de juego más sólido y, sobre todo, en mejores resultados. El Real Zaragoza era un equipo perdedor y en caída libre. Con JIM ahora gana y su querencia es ascendente. Eso es lo principal. Estamos ante un entrenador veterano, listo, con la mili hecha, que ha sabido cómo entrar en el vestuario y en el club. Con experiencia y tacto, sin provocar conflictos innecesariamente, con suavidad y el arte de la vieja psicología como manual de autoayuda. Nada de elefantes ni de cacharrerías.

JIM está teniendo, además, un acertado criterio futbolístico. Está sabiendo elegir el cómo, de qué manera y con quiénes. Sobre todo cuáles son los jugadores con más calidad y en mejor estado, más allá de esa aventura personal que inició con el Toro Fernández, que ha completado toda la primera vuelta sin marcar. Las firmes apuestas por Francés y Francho, los galones para Bermejo y Narvaéz, la confección decidida de un once base continuista semana tras semana, Vigaray y Jair fijos en defensa o Eguaras en el timón. Todo ello ha conducido a lo que vemos: más orden, más energía y la revitalización del equipo aprovechando un tramo de calendario favorable del que obligatoriamente había que sacar partido y producir otras expectativas.

El Real Zaragoza está mejor, pero sigue necesitando refuerzos, muy especialmente en la punta del ataque. Un delantero con gol es absolutamente prioritario. Vendrán mal dadas, no hay que perder la perspectiva. Mientras tanto JIM ha puesto en valor la importancia de la veteranía y del savoir faire. Quien lo eligió, supo elegir, que no es poca cosa por estos lares. Antes de que él llegara, el Zaragoza estuvo muy cerca de volver a hacer el mono.