Será por desgaste, cansancio o una consecuencia lógica de las cargas de trabajo de la pretemporada. El caso es que el Real Zaragoza se cae en las segundas partes y el paso por los vestuarios baja las prestaciones de un equipo que se muestra más solvente y enérgico en los primeros periodos. A los aragoneses se les están haciendo demasiado largos los partidos y Almería volvió a dejarlo claro. Un dato es especialmente revelador: todos los goles encajados por el equipo de Idiakez se han producido en el segundo periodo. Significativo. El primero fue el recibido en La Romareda frente al Rayo Majadahonda, que, a través de Toni Martínez, metió el miedo en el cuerpo al zaragocismo a cinco minutos de la conclusión. El Zaragoza había sido muy superior en la primera mitad y también fue mejor en la segunda, pero se fue desinflando poco a poco hasta que ese tanto le obligó a retener el botín con uñas y dientes. Lo hizo. Todo quedó en un susto (2-1).

En Reus (0-0), el Zaragoza también afrontó el choque tras el descanso con legañas en los ojos. Aunque tampoco la primera mitad había sido buena por parte de los de Idiakez, carentes de ambición y que dejaron escapar vivo a un rival muy diezmado. Entonces, el Zaragoza despertó al final, con un par de oportunidades del recién incorporado Álvaro Vázquez. Demasiado tarde.

Uno de los ejemplos más claros del declive zaragocista conforme avanzan los minutos lo ofreció el duelo ante Las Palmas. La escuadra blanquilla fue mucho mejor que su oponente en una gran primera parte que debió culminar con una ventaja más suculenta que el 1-0 obra de Álvaro. Pero el paso por la caseta hizo crecer a los de Manolo Jiménez y menguó a un Zaragoza que volvió a encajar en este periodo. Rafa Mir, en fuera de juego no señalado, niveló la contienda (1-1).

Solo en Oviedo (0-4) el Zaragoza no empequeñeció en la reanudación. Al contrario, los de Idiakez olieron sangre y destrozaron a su oponente con tres goles en la segunda parte. Pero fue la excepción, ya que tanto en el duelo de Copa frente al Deportivo como el pasado domingo en Almería, todo fue a peor tras el intermedio, cuando también llegaron los tantos del rival. Fede Cartabia acortó distancias (2-1) en la eliminatoria copera y puso en peligro la clasificación de un Zaragoza de nuevo empeorado respecto al de la primera mitad. Aunque el bajón más doloroso se produjo en Almería (2-1). No había sido un buen Zaragoza antes del descanso, pero este devolvió a un equipo mucho más errático, inseguro y frágil defensivamente.

Por primera vez en la temporada, el Zaragoza encajó dos goles y, en ambos casos, como consecuencia de sendos regalos. Uno de Grippo al que el delantero local Álvaro arrebató el esférico siendo el último defensor, y otro de Papu, al pecar de excesivo individualismo en una contra. La generosa donación de presentes culminó con la primera derrota del curso. En solo cuarenta y cinco minutos, el Zaragoza encajó tantos goles como en los cuatro partidos que había disputado con anterioridad. Solo Rayo Majadahonda y Las Palmas habían superado a Cristian y, en ambos casos, en La Romareda. Fuera, el Zaragoza se mantenía imbatido.

Por el contrario, la capacidad ofensiva del Zaragoza no entiende de periodos específicos. Los ocho tantos anotados se han repartido a partes iguales entre las primeras (4) y las segundas (4), si bien tres de estos últimos se consiguieron ante el mismo rival (Oviedo). Los dos endosados al Depor (2-1) en Copa también se produjeron uno en cada mitad.