Necesitaba el Real Zaragoza ganar y lo hizo para dejar la salvación casi sellada, con los 50 puntos en la clasificación después de una temporada agónica y terrible. Superó al Sporting, que se adelantó por dos veces en el marcador aprovechando la flojera defensiva del equipo zaragocista, que jugó a ráfagas, pero que se mostró con más intensidad y con más fe que su rival y que tuvo, sobre todo en la segunda parte, una buena muestra de su pegada. Los goles de Papu, Álvaro Vázquez, que ya había anotado antes del descanso en un doblete que le reconcilió con la grada, y el postrero de Marc Gual premiaron a un equipo valiente y que no bajó los brazos.

La victoria puede dejar mañana la permanencia matemática si el Lugo y el Tenerife pierden o lo hace el Rayo Majadahonda y puntúa el Numancia. A esa salvación le queda solo poner el sello numérico, pero se puede dar por hecha a falta de las tres jornadas que restan. La Romareda aprovechó la fiesta final para reconciliarse con el equipo en general y con Álvaro en particular, pidió en el tramo final que Víctor se quedara y también se escucharon cánticos contra la directiva de la entidad, señal inequívoca de que la grada daba con el triunfo la permanencia por conquistada y quería hacer balance.

El partido se le puso al Sporting, que venía a apurar sus escasas opciones de playoff, como hubiera deseado pero demostró en la intensidad que daba por perdida esa conquista. De hecho, dio la impresión de que cuando el Zaragoza apretó de verdad se vio desbordado y no tardó en lanzar la toalla. Y es que el equipo zaragocista puso más ganas, más fe, más deseo y superó de este modo la capacidad física del rival y los tremendos errores atrás, focalizados en Álex Muñoz.

Con Álvaro Vázquez como referencia y Pombo en la izquierda se dispuso el Zaragoza con un 4-1-4-1 con Javi Ros, de nuevo destacado, como único pivote y con el balón en la propiedad zaragocista. Tuvo Pombo la primera a pase de Pep Biel y la estrelló contra Dani Martín para que, en la jugada siguiente, Álex Muñoz, de catastrófico inicio de partido, regalara un balón a Djurdjevic, que asistió para el gol de Lod.

Dos paradas de Dani Martín a disparos de Ros y Pombo dejaban claro que la iniciativa era zaragocista, pero también el Sporting creaba peligro, con un remate de Djurdjevic de cabeza tras una mala salida de Cristian y sobre todo en un paradón del meta argentino ante el serbio después de otro error garrafal de Álex Muñoz.

El Zaragoza recuperaba su versión habitual de todo el curso, le faltaba eficacia y se disparaba al pie con facilidad. Dani Martín estuvo a punto de comerse un centro de Delmás antes de que la insistencia zaragocista trajera el empate, después de que Javi Ros abriera un buen balón a Delmás y su centro lo rematara Álvaro con la eficacia de un delantero que ha vivido en demasía en la banda izquierda en este curso.

Aún tuvo que despejar Cristian Álvarez un remate fuerte del incansable Djurdjevic antes de que llegara el descanso y de que el Sporting volviera a adelantarse en la reanudación en la enésima versión de la flojera de este Zaragoza. Lod campó a sus anchas en la arrancada de la jugada, se apoyó en Cristian Salvador y después, ya en el área, entre Álex Muñoz, Guitián y Delmás, se giró para marcar un gol que fue un duro sopapo de realidad.

Le costó levantarse tras ese golpe, pero Víctor Fernández sumó talento desde el banquillo para que el equipo volviera a su mejor versión. El cambio de Papu por un Pombo ya por entonces desnortado fue decisivo porque el georgiano mandó a la red el primer balón que tocó, en un córner botado por Pep Biel y que Álex Muñoz supo pelear para dejar el balón muerto para el oportunismo de Papu.

El empate desató al Zaragoza y desnudó al Sporting, que ya dejó de lado cualquier resistencia. Nieto, de tremendo partido desde la banda izquierda, mandó un gran balón que Álvaro aprovechó para hacer el tercero y que La Romareda ya se liberara del todo. Víctor apostó por Eguaras por un ovacionado James para cambiar el dibujo a un 4-2-3-1, con el navarro y Ros en el doble pivote y Papu junto a Álvaro arriba.

OVACIONES Y GOLES

La ovación le tocó para el delantero badalonés, que alcanzó su décima diana y se marchó entre aplausos, y el Zaragoza, ante un enemigo hundido, tuvo tiempo de hacer un cuarto, que llegó en una estupenda maniobra de Eguaras y en la asistencia de Pep Biel que Marc Gual marcó a puerta vacía para que el sello, en forma de victoria, fuera rotundo, un señor golpe con destino a la permanencia. Ha costado, ha sido un año duro, pero la salvación ya está aquí.