El nuevo proyecto del Real Zaragoza encabezado por Víctor Fernández echó ayer a andar con el mismo objetivo de los últimos siete años, conseguir el ansiado ascenso a Primera División. La continuidad del técnico zaragozano aporta una ilusión renovada después de una temporada mediocre como ya demostraron el casi medio millar de aficionados que desde el primer día quisieron apoyar a los suyos.

Bajo el calor de una calurosa tarde de julio, veintidós jugadores de la actual plantilla del Zaragoza, más Marcos Baselga y el meta Sergio Paisa del filial, comenzaron el primer entrenamiento de la temporada 2019-2020 con la mente puesta en intentar convencer a Víctor Fernández para hacerse un sitio en el once inicial del primer partido de Liga ante el Tenerife a mediados de agosto. Solamente Zapater y Guitián, que se encuentran recuperándose de sus lesiones, no estuvieron presentes sobre el césped de la Ciudad Deportiva. Por otra parte, Simone Grippo y Enrique Clemente estuvieron integrados en el grupo con normalidad después de haber estado ausentes durante la mayor parte de la pasada temporada por sendas roturas en el ligamento cruzado.

La primera sesión sirvió como una toma de contacto para que los recién llegados, Luis Suárez, Fede Bikoro, Álex Blanco y Pichu Atienza, se quitasen los nervios de estrenarse con la elástica blanquilla. El preparador físico, Javier Chocarro, fue benévolo con el trabajo físico y el balón fue el principal protagonista.

Víctor Fernández, que estuvo solitario durante la mayor parte del entreno, decidió dividir al grupo por puestos para que los nuevos se habituasen mejor a sus compañeros. Atienza compartió rondo con los transferibles Verdasca y Álex Muñoz, Bikoro recuperó balones con la colaboración de James y Pep Biel y Álex Blanco junto a Luis Suárez dejaron algunos detalles de la calidad que atesoran. Por último, la plantilla disputó una posesión a medio campo donde la intensidad subió y Soro estuvo participativo.