Agapito Iglesias no cuenta por el momento con ninguna oferta en firme, detallada y con verdadero poso financiero, sobre la mesa. Así, lo ha asegurado en los últimos días, lo mismo que su intención de vender solo si la propuesta por el 94% del capital que posee sea importante, que se ajuste a sus pretensiones, que como adelantó este diario rondan los 9 millones, negociables, si bien accedería a percibir ahora unos dos y el resto cuando el club regrese a Primera. El valor nominal de esas acciones está en torno a los 2,5 millones. Agapito desearía también quedarse con una parte de las acciones y seguir él, o una persona de su confianza, en el Consejo, algo a lo que difícilmente accederán los posibles compradores.

El constructor soriano sí ha recibido, claro está, sondeos, intenciones, detalles de posibles compradores y él también ha ofrecido el club a muchos de los que en su día se interesaron. Quizá su decisión de irse era más firme hace unas semanas que ahora, pero también asume que su etapa se agota y que la fortaleza anímica que tenía hace un tiempo, el año pasado sin ir más lejos y tras el descenso, para seguir no es la que deja traslucir ahora.

Sus acciones están a nombre de la sociedad Zaragoza Sport Arena XXI, cuyos socios principales son las sociedades Agapito Iglesias García SL y Clipasodes, dos de las tres empresas que Agapito ha puesto a disposición del juez para cubrir la fianza en el caso Plaza. Y al proceso de venta aún le faltan muchas etapas. De hecho, tras llegar a un acuerdo con el comprador, lo más probable es que éste realizara una due diligence (estudio económico), algo que supone dos meses.

PITARCH La única oferta de compra pública llegó de Jesús García Pitarch, que así lo anunció el 6 de febrero. La cuantía de la propuesta del director general era de seis millones de euros. La retiró a finales de marzo. Las diferencias entre ambos son abismales. Agapito, si sigue, está decidido a prescindir de Pitarch, a a su despido, y sus relaciones en estos momentos son nulas.