Existía cierta sensación de que todo estaba medio hecho. No había motivos para mantener encendida la luz roja. Porque la distancia que separaba al Zaragoza del descenso no era real. Había que sumarle los tres dichosos puntos que el equipo aragonés obtendrá sin jugar el próximo fin de semana, cuando debía medirse al expulsado Reus. Nada de alertas ni de derrotismos. El Extremadura jamás se acercaría tanto como para sentir su aliento en el cogote y el calor de las llamas en el trasero. A todos ellos, Zapater les avisó hace unos días. «El Extremadura es capaz de ganar tres partidos seguidos. Cuidado». Sabio el capitán. Ayer, el equipo de Almendralejo encadenaba su segundo triunfo consecutivo tras derrotar al Málaga en La Rosaleda y se queda a solo dos puntos del Zaragoza, que podría comenzar el partido de esta noche ante al Alcorcón a esta mínima distancia del descenso si el Lugo es capaz de doblegar a domicilio al Córdoba. Que nadie se atreva a apagar luz alguna. Déjenlo todo encendido.

Así que el partido previo a la jornada de descanso ha pasado de ser la búsqueda de una tranquilidad casi definitiva a otra final en mayúsculas. La victoria es obligada para mantener a raya el peligro y escapar de sudores fríos. Ganar y seguir huyendo. De eso se trata. Y la próxima jornada, con tres puntos más en el bolsillo, ya se apañarán los demás.

Para ello, el Zaragoza apela al calor de un hogar que vuelve a ser refugio. Tras encadenar, por primera vez en la temporada, dos triunfos consecutivos en La Romareda -ante Elche y Nástic-, el equipo aragonés necesita un tercero frente a un Alcorcón en horas bajas que acude a tierras aragonesas con los deberes hechos y sin nada en juego. El arma de doble filo obliga a los de Víctor a no confiarse y a mantener el ritmo como local. El técnico zaragozano ha conseguido revertir la nefasta dinámica del equipo en casa, donde llegó a ser el peor de la categoría. Su balance en La Romareda le situaba, incluso, entre los más flojos de la historia de la entidad, pero, con Víctor, el Zaragoza ha firmado números de playoff.

No habrá muchas novedades en el once que salte al terreno de juego. Se diría, incluso, que Víctor solo tiene una duda: Linares o Soro. El resto del equipo parece claro. Por supuesto, el Zaragoza no repetirá la formación que vistió en Cádiz, donde Víctor recurrió a tres centrales. El recurso, utilizado para contrarrestar la específica forma de atacar del oponente, no tiene cabida en casa, donde el equipo aragonés ha encontrado el camino correcto desde una defensa de cuatro. Y así seguirá siendo.

Benito, que ha levantado el pulgar, tiene todas las papeletas para formar en el lateral derecho en lugar del sancionado Delmás. Junto a él aparecerán Verdasca y Guitián en el centro de la retaguardia y el indiscutible Nieto en el lateral izquierdo. De ese modo, Álex Muñoz regresará al banquillo.

En el centro del campo repetirán los intocables James y Eguaras. Y también Pep Biel, que se ha ganado a pulso la titularidad a base de una progresión espectacular que ha sorprendido incluso al propio técnico. El balear, autor de tres tantos en los dos últimos partidos, es el jugador más en forma del Zaragoza y un puntal básico en el ataque blanquillo. Junto a él parece segura la presencia de Pombo, que cumplió en Cádiz en su regreso a la titularidad, y también la de Álvaro Vázquez, el delantero titular del conjunto aragonés.

La única incógnita reside en saber si el último hueco del once lo ocupa Linares, con lo que Álvaro pasaría a la izquierda, o Soro, suplente en Cádiz y cuyo regreso al once situaría a Pombo en la izquierda y a Álvaro en punta.

El Alcorcón, por su parte, llega con viejos conocidos, pero tampoco Dorca y Juan Muñoz atraviesan por su mejor momento. El cuadro madrileño se antoja un rival propicio para que el Zaragoza siga sumando y descontando. Aunque habrá que revisar algunas cuentas desde el vestuario que situaban la permanencia en torno a los 43 puntos. O mejor, dejar la calculadora justo al lado de esa luz encendida que advierte de que aún no hay respiro.