Solo pretendo y siempre he pretendido el bien de la entidad y del zaragocismo", se despidió Agapito de ocho años como máximo accionista, con el equipo en Segunda y la falta de liquidez amenazando la sociedad, y tras varias semanas negociando a varias bandas su venta. El constructor rompió su silencio como dueño del Real Zaragoza SAD por escrito. Primero a través de Twitter, donde dejó el mensaje "guardo y guardaré siempre al Real Zaragoza en lo mas hondo de mi corazón", y luego en la web oficial del club mediante un comunicado para decir adiós a su manera, sin autocrítica, buscando culpables fuera de la sociedad y de su propia gestión.

"En estos momentos tengo sensaciones y sentimientos encontrados", señala Agapito para agradecer a quienes le han apoyado "incondicionalmente" en esta etapa, familiares, amigos, trabajadores del club que le han dado "su generosidad y lealtad". También tiene palabras para los aficionados y, sobre todo, para sus críticos, "quienes desde el primer momento han estado en contra, tanto de mi persona como de la gestión. Les estoy agradecido porque su frontal oposición me ha ido enriqueciendo a nivel personal".

Por último, asegura que esos críticos han sido los que han trabado el camino del Real Zaragoza estos ocho años. "Les puedo asegurar la dificultad que ha entrañado poder hilvanar una línea de trabajo con tantas y tantas piedras que, a lo largo de estos ocho años, han puesto en el camino. Esa crítica permanente, sin argumentos ciertos en la mayoría de las ocasiones, acompañada de insultos personales y de intentos de amedrentamiento, a cualquiera de las decisiones que se tomaran en el club, por insignificante que fuera su incidencia, han influido fundamentalmente en la trayectoria del club", afirma, deseando que dejen trabajar a los nuevos.