Fue, quizá, la rueda de prensa más seria de la temporada. El semblante que lucía Víctor Fernández al acceder a la sala de La Romareda donde esperaban los medios de comunicación dejaba entrever lo que vendría después. Sus palabras fueron luego tan rígidas como su rostro. «Necesitamos ayuda», repitió una y otra vez el técnico. En realidad, Víctor lleva tiempo pregonando a los cuatro vientos una petición que ayer envolvió en súplica. La crisis de identidad y resultados y el incesante goteo de percances físicos han mermado a un Zaragoza herido que precisa de más efectivos. Y cuanto antes. «Todo el mundo se da cuenta de que necesitamos jugadores y el club me ha transmitido que va a venir alguno o algunos sí o sí y en un corto periodo de tiempo. Otra cosa son las dificultades del mercado, los tiempos o la disponibilidad económica», afirmó el entrenador con severidad.

Será Jonathas, el delantero al que el club sigue esperando, u otro. Eso, al menos, entiende Víctor, que admite que el equipo «no es el del verano ni el de principios de campaña por muchas razones. Estamos en el peor momento de la temporada y nos están maltratando los contratiempos, pero eso no tiene que ser motivo para llorar o flagelarnos, sino que con lo que hay tenemos que ser positivos y tratar de acabar ya con esta mala racha a través de la confianza y el optimismo».

Víctor reconoce que la nefasta dinámica de juego y resultados en la que se ha sumido el equipo ha hecho daño. «Nunca nos habríamos esperado estas sensaciones tan malas» y tiene claro que lo más urgente es recuperar «cuanto antes» la identidad perdida. Para ello, la semana ha transcurrido entre reuniones individualizadas en lugar de terapias de grupo con el objetivo de recuperar «esa confianza y esa autoestima, y que los jugadores tengan ese atrevimiento necesario para mostrar otra imagen en el campo», indicó el preparador.

Porque «no somos tan malos como hemos visto en las últimas jornadas», apuntó el técnico, que se muestra confiado en a salir adelante. De hecho, Víctor traslada a la afición que «muy pronto se irán a casa orgullosos de su equipo y contentos, y no descorazonados, desmoralizados y pesimistas como se fueron en el último partido ante el Mirandés». En este sentido, el entrenador afirma tajante que «muchos se han bajado ya del barco, pero yo no», asegura.

El SOS de Víctor no solo se refiere a la necesidad de fichajes. En su mensaje, el técnico blanquillo también quiso subrayar la conveniencia de que el club se mantenga unido ahora que vienen mal dadas. Las batallas internas y el principio de erosión en la confianza de unos en los otros es cada vez más evidente, lo que añade una dosis extra de vértigo a una situación delicada. «Conmigo no hay ningún problema. Yo vine con el equipo en puestos de Segunda B para ayudar y ya dije entonces que lo íbamos a sacar entre todos. Nadie me puede decir qué es este entorno. Conozco a todo el mundo y sé cómo reaccionan. Solamente saldremos todos juntos», insistió el preparador zaragozano, que rescató su mensaje inicial. «Necesitamos ayuda y no perder la unidad en estos momentos malos y enderezar el camino que se ha torcido».

En las entrañas del club, la crisis no ha traído consigo mensajes especiales de ánimo o respaldo por parte de las altas esferas hacia el técnico. «No necesitamos ningún respaldo más allá del anímico. La directiva me ha transmitido el mismo mensaje desde que llegue al Real Zaragoza. Ahora hay los mismos comportamientos, gestos y reacciones que hace once meses. No ha habido nada extraordinario ni especial durante los últimos días», afirma el entrenador, que advierte de la complejidad del partido de mañana ante Las Palmas, un rival «concebido para ascender», destacó Víctor, que subrayó la calidad de Jonathan Viera. «Un jugador diferencial y de los que más calidad tienen de toda la categoría».

Aunque el conjunto canario también sufre numerosas bajas. Araújo, Rubén Castro, Mantovani, Lemos o Pedri, entre otros, no serán de la partida en La Romareda por distintos motivos, pero Víctor no se confía. «Tienen un buen trato de la pelota, como nosotros y será un rival muy complicado», subrayó el técnico, que incidió en la urgente necesidad de que el Zaragoza rescate, de una vez, esa «identidad» perdida.