El Real Zaragoza acuña un concepto muy manido en el deporte americano y que, en estas fechas, todavía sale más a flote: Win or go home, gana o a casa. Fin de las pruebas, se acabaron las segundas (y terceras, y cuartas...) oportunidades que tuvo el equipo aragonés de dejar prácticamente liquidado el ascenso. Cada error, al tiempo, traía otro hilo de esperanza del que tirar, pero ya no. Sobrevivir y aspirar a subir o seguir en el infierno de Segunda un año más.

Después de una temporada larguísima, un contratiempo tras otro y un ascenso a Primera por la vía rápida dilapidado en un tramo final esperpéntico, el Real Zaragoza se juega el todo por el todo este domingo contra el Elche en la vuelta de las semifinales de la promoción de ascenso en La Romareda (22.00 horas, #Vamos). Si pasa, continuará el sueño y, si se queda por el camino, se recordará esta atípica campaña como una horrible pesadilla y, sobre todo, como el curso en el que más cerca estuvo el equipo de volver a la élite.

Pero antes de seguir ilusionados o caer en una profunda decepción hay 90 (o 120) minutos por delante para arrojar luz. El Real Zaragoza defiende una exigua ventaja, tan mínima que es altamente peligrosa. El equipo aragonés dejó pasar una oportunidad de oro de encauzar la eliminatoria en el Martínez Valero (0-0) al desperdiciar más de una hora de ventaja numérica por la expulsión de Jonathas y fue incapaz de marcar un gol que le hubiera permitido acudir a la vuelta con cierto margen. El resultado de la ida obliga al Zaragoza a ganar el partido de esta noche o a amarrar el 0-0 hasta el final de la prórroga. En ese caso, pasarían los aragoneses al haber sido terceros en Liga, pero un gol de los ilicitanos sería un mazazo difícil de recuperar.

Sobre el césped, el conjunto de Víctor Fernández recuperó gran parte del rumbo perdido semanas atrás. Sus puestas en escena insuficientes e incluso alcanzaron niveles de ridículo, pero en Elche el Zaragoza recobró el pulso. Dominó a través de la posesión, aumentó su verticalidad y fue un equipo más valiente que en anteriores fechas. El descanso le vino bien y la mejoría defensiva fue muy palpable, pero a cambio echó demasiado en falta a Luis Suárez y Javi Puado, sus dos principales estiletes ofensivos. Solo la falta de gol impidió que el conjunto blanquillo se trajese un resultado más positivo.

Sin Puado

Más allá del plano deportivo, el equipo aragonés deberá gestionar una montaña rusa de emociones y olvidarse de lo extradeportivo. Aparte de todo lo que ha pasado esta temporada, que da para una trilogía dramática, todos los miembros de la entidad deberán estar a la altura de lo que hay en juego y adaptarse a las distintas situaciones que se puedan dar. Será vital tener presente que en el primer playoff que jugó el Zaragoza pasó a la segunda ronda en un milagro ante el Girona y, en el segundo, hubo un tortazo gigante contra el Numancia. Memoria para no repetir esa historia.

En cuanto al once inicial Víctor tendrá a todos disponibles salvo Javi Puado y pocos cambios se prevén, especialmente en la defensa, ya que el buen rendimiento de todos, especialmente de El Yamiq y Guitián tras superar sus respectivas lesiones no invita a tocar nada; y en la delantera. El que más opciones tiene de volver al once es Soro, que entraría por Zapater, por lo que Guti regresaría al doble pivote con Eguaras.