Los números cantan. La trayectoria del Real Zaragoza desde que el balón comenzó a rodar de nuevo tras el parón es la de un equipo abocado al descenso a Segunda B. En apenas cuatro meses, el conjunto aragonés ha pasado de ser el mejor a convertirse en uno de los peores de la categoría. Antes, la derrota era casi imposible. Ahora es lo habitual. Cuando la pandemia aún no lo había paralizado todo, era difícil imaginar con quién podía perder el Zaragoza. Ahora resulta complicado saber a quién puede ganar.

Solo el descendido Racing es peor que el cuadro de Víctor tras el parón. Los cinco puntos sumados por la escuadra cántabra son apenas dos menos que los 7 cosechados por el Zaragoza sobre 27 posibles. Girona y Cádiz, por ejemplo, han sacado 13 puntos y el Huesca, 14.

Sin duda, la fragilidad defensiva está siendo la gran causante de la debacle. Solo Zaragoza y Extremadura han encajado algún gol en todos los partidos disputados desde la reanudación del campeonato, pero nadie ha recibido tantos como los aragoneses, a los que los rivales han endosado 18, es decir, una media de dos por encuentro. Insostenible para cualquier aspirante a lo que sea.

Nada queda ya de aquella fortaleza atrás que catapultó al equipo a lo más alto hasta convertirle en el principal candidato al ascenso. El Zaragoza era un visitante temible y La Romareda era un local seguro, justo lo contrario que en la actualidad. Hasta el punto de que la escuadra de Víctor Fernández también es la peor en casa de toda la categoría desde que volvió el fútbol tras ser el único equipo que cuenta por derrotas todos los choques jugados como local. Nunca antes en toda su historia el Zaragoza había acumulado cinco caídas consecutivas en La Romareda. Tan elocuente como desesperanzador. Si también pierde en la última jornada frente a la Ponferradina batirá el récord de derrotas seguidas de un equipo como local.

Esa extraordinaria incapacidad en su feudo se sustenta, de nuevo, sobre una extrema debilidad defensiva que la ha llevado a recibir 14 tantos en los cinco encuentros jugados como local desde junio. La insoportable marca adquiere una dimensión más dolorosa en la comparación con la trayectoria anterior a la pandemia. Porque el Zaragoza apenas había encajado 12 goles en los 15 partidos que había disputado como local. Después, los de Víctor han perdido tantos partidos (6) como en las 31 jornadas previas.

A partir de la reanudación del juego, cada adversario que ha pasado por la capital aragonesa ha marcado y se ha llevado los tres puntos. Lo hizo el Huesca, el único al que le ha bastado una sola diana para hacerse con el triunfo (0-1). El Almería hizo dos (0-2), mientras que el Alcorcón logró uno más (1-3) y Rayo y Oviedo, los dos últimos en rendir visita a La Romareda, anotaron cuatro con idéntico resultado final (2-4).

Fuera de casa, al menos, la trayectoria es mejor. El Zaragoza solo ha caído derrotado en Girona (1-0), empató en Tenerife (1-1) y ganó en Lugo (1-3) y Almendralejo (1-2), conquistando siete de los doce puntos en disputa. Precisamente, esa aceptable trayectoria como foráneo le ha permitido mantener unas opciones de ascenso considerablemente mermadas por su dramática dinámica en casa, donde, por cierto, el Zaragoza sigue siendo incapaz de remontar un marcador adverso. Siempre que un rival se ha adelantado en el marcador se ha llevado algún punto, De hecho, el conjunto aragonés tan solo ha sido capaz de remontar un encuentro en toda la temporada. Fue en Almendralejo.