Tan cierto es que la pretemporada obliga a frenar la crítica y a serenar el juicio como que advierte de aspectos a corregir cuanto antes. El Zaragoza está en pañales, sí. No puede ser de otro modo después de las vacaciones, la inactividad, el sofocón sufrido hace apenas unas semanas y el castigo físico que impone esta etapa de la preparación. Pero esa carencia no es coartada para los flagrantes errores individuales que, al parecer, continúan anclados en el vestuario blanquillo. Esos que fueron determinantes para apartarlo del sueño tras el confinamiento y los mismos que darán al traste con cualquier aspiración si no se destierran de forma inmediata. El Getafe, uno de los nobles de Primera división y seguramente uno de los mayores especialistas del planeta en explotar los fallos ajenos, aprovechó dos de ellos pero pudieron ser muchos más ante un Zaragoza pesado, errático y sometido en una primera parte para olvidar cuanto antes y mejorado después. Acabar con esos garrafales errores se impone como la tarea más urgente. Que el Zaragoza esté verde es normal. Que siguiera siendo su peor enemigo sería imperdonable.

Ni se acercaron los aragoneses al área de Yáñez antes del descanso. Baraja dispuso un once con tres nuevos (Adrián, Zanimacchia y Vuckic), dejó en la grada a un tocado Jair y situó a Francés en el centro de la defensa junto a Guitián en una de las líneas de un 4-4-2 al uso en el que Papu acompañaba a Vuckic y en el que un extremo, Luca, convivía con un interior, Nick, escudando a Eguaras y Adrián en la medular.

Precisamente, la mala combinación entre el navarro y el madrileño fue una de esas cosas que amenazan con ser evidentes. El doble pivote derrocha tanta calidad como falta de músculo y eso, ante Arambarri y Maksimovic, es sinónimo de sufrimiento asegurado. Toda esa agresividad, intensidad y capacidad de presión que poseen los azulones faltaron en un Zaragoza incapaz de meter mano a los tres centrales del Getafe y que estuvo a merced de su oponente desde el principio. Otra lección a aprender cuanto antes de cara a una Segunda división en la que el físico gana partidos e incluso ascensos.

Eguaras, recordando recientes pasajes, no dio una a derechas en una primera parte marcada por su infantil error a los seis minutos en una entrega fatal a Francés que neutralizó Mata para que Keita superara luego a Cristian. En la agenda en la que figuran los deberes más urgentes, Baraja debería subrayar en rojo esa querencia del Zaragoza por dispararse en el pie. Antes de la media hora, una inocente mano en el área de Adrián y la consiguiente pena máxima transformada por Mata facilitaba el ensayo a Bordalás y sumía a Baraja en la desesperación.

Nada se supo del Zaragoza antes de un descanso al que pudo llegar seriamente castigado de no ser por Cristian, que salvó el gol ante Cucho, o la mala puntería de Mata, al que se le a nuló otro tanto por fuera de juego milimétrico. Así que todo lo que viniera después tendría que ser, obligatoriamente, mejor para el cuadro aragonés.

Y lo fue. La entrada de Bermejo aportó al Zaragoza dinamismo y profundidad. A le mejoría de los de Baraja contribuiría decisivamente el cambio de dibujo del Getafe, que dispuso un 4-4-2 que aflojó el nudo en la garganta que su rival lucía durante todo el encuentro. También mejoró el equipo con los cambios y el desgaste de los jugadores madrileños, con muchos menos cambios por parte de Bordalás.

Así que el Zaragoza se puso a jugar y a correr y su rendimiento mejoró. Las ocasiones, eso sí, tardaron en llegar y la mejor fue una cesión de Chema a su portero que salió rozando el larguero de Yáñez, que posteriormente se luciría para sacar de la escuadra una falta directa de Zapater.

El Zaragoza, casi siempre desde la izquierda, llegaba con peligro al fin. Y Narváez rozó el gol al rematar un buen centro de Lasure desde ese mismo costado, pero su disparo se marchó desviado por muy poco.

Como el Getafe tampoco quería más y el Zaragoza pareció darse por satisfecho con la mejoría exhibida, el partido desembocó en una fase en la que ambos equipos se esforzaron en no estropear lo adquirido. El Zaragoza, con mucho margen de mejora, mostró dos caras biendistintas en su primera puesta en escena de la pretemporada. El camino por recorrer es muy largo.

Real Zaragoza: Cristian, Vigaray (Borge, m. 60), Francés (Atienza, m. 60), Guitián (Clemente, m. 60), Nieto (Chavarría, m. 60), Eguaras (Ros, m. 60), Adrián (Zapater, m. 60), Nick (Lasure, m. 60), Papu (Narváez, m. 60), Zanimacchia (Bermejo, m. 46) y Vuckic (Baselga, m. 46).

Getafe: Rubén Yáñez, Damián (Iglesias, m. 10), Etxeita (Jené, m.66), Chema, Alba, Maksimovic, Arambarri (Ante, m. 66), Keita, Olivera (Cucurella, m. 46), Mata y Cucho Hernández (Timor, m. 46).

Goles: 0-1, m. 6, Keita. 0-2, m. 27, Mata, de penalti.

Árbitro: Ramo Andrés. No mostró cartulinas amarillas.

Incidencias: Mal estado del césped de La Romareda.