La Romareda vio clara la jugada cuando el reloj estaba en la media hora de la primera parte y así se lo hizo saber a Areces Franco con una monumental bronca cuando el colegiado asturiano solo mostró la amarilla a Pita por una entrada por detrás a Dwamena, que enfilaba ya hacia portería y estaba a punto de entrar en el área. Sin posibilidad de alcanzar el balón y en una ocasión tan clara, con un compañero (José Carlos) solo siguiendo la acción y siendo el último futbolista, la expulsión era palmaria, pero Areces Franco se la perdonó. Protestó Víctor, que también se quejó en la sala de prensa, lo hicieron los jugadores y por supuesto el zaragocismo. Hasta Eloy Jiménez, técnico del Lugo, no negó que la acción podía ser roja. Pero no solo ellos coinciden en el veredicto, ya que también los árbitros la ven así. Dos excolegiados como Bueno Grimal y Jesús Granel no tienen tampoco dudas: roja de libro.

«Aquí nos equivocamos todos. Igual que un jugador puede fallar un gol cantado, aquí el colegiado se equivocó», asegura Bueno Grimal, que repartió su trabajo como colegiado entre Primera, Segunda y Segunda B, durante 19 temporadas, entre 1985 y el 2001. «Es una ocasión muy clara, manifiesta, y el derribo es evidente. No digo que no le pueda despistar la presencia de José Carlos cerca, pero el futbolista que le hace la falta a Dwamena es el último y su compañero no está en la jugada y además está el juez de línea para ayudar al colegiado».

Para Bueno Grimal, «el VAR ahí poco puede hacer porque el árbitro está muy encima de la jugada. No sé si le dirían algo desde la sala, pero es el colegiado el que decide», explica, para añadir después: «No sé qué pudo ver, pero está claro que el mejor escribiente hace un borrón. Yo por televisión en la primera vez y por la lejanía sí que tuve alguna duda, pero en las repeticiones se veía clara, no había duda ninguna».

En opinión de Jesús Granel, que dirigió durante ocho temporadas partidos en la categoría de bronce del fútbol español, la acción, que vio en La Romareda, ya que asistió al partido en directo, es evidente: «Ya por la entrada en sí, por detrás y sin opción de llegar al balón, se puede pitar esa roja, pero es que además la ocasión es manifiesta para marcar. Es muy raro que una jugada así tan clara se escape. Dwamena ya se estaba perfilando para golpear el balón y el que le hace la falta no tiene ninguna opción de llegar. Libre directo y roja. Ya lo tuve claro en el campo y con las repeticiones en casa aún más».

Granel achaca ese fallo al colegiado, aunque, a diferencia de Bueno Grimal, cree que el VAR, donde estaba el árbitro Varón Aceitón, debió advertir a Areces Franco de que visualizara la jugada. De hecho, hace tres semanas, el penalti de Andoni López sobre Luis Suárez ante el Elche no lo vio el propio Areces Franco y fue el VAR el que le condujo al acierto: «Si el árbitro no lo vio estaba el VAR, que es el que le tiene que marcar y avisar. Si le dicen que correcto, pues el colegiado sigue adelante», afirma Granel.

Ni Granel ni Bueno Grimal vieron más acciones discutibles en el partido, tampoco la entrada de Peybernes sobre Luis Suárez que se quedó en amarilla y que pudo merecer una sanción mayor. Eso sí, La Romareda mostró su enfado por las continuas pérdidas de tiempo del Lugo, sobre todo en la segunda parte. En ese punto, la opinión de los excolegiados es diferente. «El Lugo supo jugar con oficio. El árbitro pita las faltas y las pérdidas de tiempo hay que ver si lo son, pero si el jugador se tira el suelo el colegiado no puede entrar a valorar si está o no lesionado. No se pueden hacer arbitrajes a medida», asevera Bueno Grimal.

Mientras, Granel cree que, en todo caso, la prolongación, sobre todo en la segunda mitad, debió ser mucho mayor: «Los árbitros no pueden ser médicos para enjuiciar si un jugador está de verdad lesionado o no, pero debió haber alargado unos 45 segundos más en cada ocasión que algún futbolista se tirara. En lugar de cuatro minutos tenían que haber sido al menos siete».