Javier Tebas abandonó este jueves la sala de la Ciudad de la Justicia de Valencia con la satisfacción del portero que, tras 90 minutos de asedio, ha mantenido la portería a cero. El presidente de la LFP estuvo cerca de dos horas rechazando las peticiones de las defensas de los acusados en el presunto amaño del choque entre el Levante y el Zaragoza de 2011 para que desvelara quién fue el jugador maño que le habría confirmado la compra y le habría dado detalles de la misma.

"Secreto profesional", señaló una de las muchas veces que se le pidió que diera su nombre. Tampoco quiso decir si está entre los 18 exjugadores del Zaragoza que se sientan en el banquillo en este caso. Eso sí, dijo que le encomendó poner la denuncia pero también admitió que no hay hoja de servicios, ni le ha cobrado ni ha vuelto a hablar con él del tema.

Tebas explicó que era cliente de su despacho previamente y que un día que fue a consultar con otro colega habló con él. "Me dijo ‘Mira, Javier, sé de esto y estoy cansado de esto’. Le dije que era un tema complicado, que está penalizado y que debía denunciar”, explicó.

“Me dijo (que si lo hacía él) que no volvería a jugar al fútbol, que le señalarían como chivato. Me dijo expresamente, ‘pon tú la denuncia, no desveles los datos que me puedan identificar'. Fue lo que hice”, reveló. Entre los dos, confesó, decidieron qué contar y qué no.

El juez aún debe decidir sobre la nulidad de las actuaciones que pidieron en bloque las defensas el primer día por entender que Tebas había roto su deber de secreto profesional, pues sostienen que estaba obligado a él aunque tuviera una dispensa de su cliente.

"Le informé de todas la posibilidades si presentaba la denuncia, que podía acabar como acusado, cómplice, encubridor o nada”, señaló el presidente de la LFP, que dijo que lo 'adoptó' como cliente en medio de esa charla.

DEFENSAS AL ATAQUE

Las defensas, además de tratar de derribar el muro de silencio de Tebas, protestaron. No identificar al denunciante real, dijo uno de los letrados, "sería abrir las puertas a las denuncias anónimas". Otro apuntó que sin hoja de servicios, presupuesto o pago no hay cliente y por tanto no se le puede aplicar el 'secreto profesional'.

A a salida, Tebas se cuestionó la esrategia de los acusados. "Interesante defensa, ¿no? Pienso que no va a ningún sitio pero la pregunta es si es verdad o no lo que yo cuento", apuntó.

SU VERDAD

Antes había ratificado lo que dijo en su denuncia en 2013. Que Augusto César Lendoiro, presidente entonces del Deportivo de La Coruña, le avisó de la compra porque Sergio González, ex de Riazor y entonces en el Levante, se lo advirtió y que él avisó al presidente del Levante.

Dijo que meses después su 'garganta profunda' se lo confirmó, le dio detalles sobre que el doctor Villanueva, Javier Paredes y Antonio Prieto (director deportivo) llevaron a Valencia el dinero que habría salido de unas transferencias a 11 miembros de la plantilla que habrían devuelto al club el dinero en efectivo y que Sergio Ballesteros los repartió entre los levantinistas.

Le habló también de un revuelo en el Zaragoza por haber firmado Gabi Fernández un recibí en nombre de la plantilla por haber recibido más de 700.000 euros en efectivo que supuestamente nunca vieron y de que se confeccionaron unas nóminas para encubrir los pagos.

"La verdad real ya me la sé, ahora falta que se convierta en la verdad jurídica", dijo Tebas. Pero unos minutos después volvió a constatar que está solo, pues Quico Catalán, presidente del Levante, no le respaldó. "Se lo he dicho a él alguna vez 'Javier no recuerdo nada de eso'. No recuerdo haber tenido ninguna conversación sobre eso", apuntó también como testigo.

El presidente de la LFP tiene su propia teoría de la falta de recuerdos o de que Lendoiro no denunciara él mismo, y se la dijo el presidente coruñés: "Javieriño, el fútbol es muy largo".