A Baraja le ganó Pellicer por la mano. El repaso táctico del técnico del Málaga a su homólogo zaragocista en la primera parte fue determinante para que el equipo aragonés sufriera la primera derrota de la temporada. El partido debería ser otra lección para el entrenador vallisoletano, que reaccionó demasiado tarde. Porque nunca debió esperar al descanso para darle la vuelta a un equipo desesperadamente lento, estático y pesado que fue zarandeado por un Málaga que bien pudo sentenciar la contienda en una primera mitad tan buena de los andaluces como nefasta de Baraja y los suyos.

Se entiende que el técnico dejara fuera a Vuckic debido al cansancio acumulado en su largo periplo con la selección, pero tiene mucha menos explicación la suplencia de Chavarría y resulta ya incomprensible que Bermejo no sea aún titular en un equipo al que le cuesta un mundo proponer y crear.

El primer tiempo del Zaragoza fue un desastre. Un esperpento. Parte del mérito fue de Pellicer, que empequeñeció a Baraja merced a una lección táctica que desarmó al entrenador zaragocista. Los tres centrales dispuestos por el Málaga parecieron sorprender al vallisoletano a pesar de que en la previa ya había advertido que el equipo andaluz es capaz de jugar de diferentes formas y en función de diversos estilos. Más dinámico, más intenso y mucho mejor posicionado, el Málaga era consciente de los numerosos problemas de su rival para organizar su ataque en estático, así que le dio el balón para esperar, robar y enlazar. Todo rápidamente para llegar cuanto antes a la espalda de la zaga blanquilla, que, como sus mediocentros, no destacan por su velocidad.

El plan pretendía explotar la fragilidad de un Zaragoza que se pegó todo el primer periodo rascándose la cabeza contrariado. La nutrida defensa malacitana imponía la búsqueda de los costados para encontrar espacios, pero el equipo aragonés casi nunca llegaba a la línea de fondo. Si la solución era que Larrazabal anduviera por dentro para dejar todo el espacio a Tejero, la presencia de un extremo puro como el vasco carecía de sentido.

El tanto de Chavarría, antes del primer cuarto de hora, facilitó las cosas a un Málaga muy superior. Tejero apenas encimó a Rahmani, cuyo centro burló a Atienza para que el argentino batiera a Cristian con facilidad. Tres minutos le costó al VAR decidir que no había fuera de juego. Tan lento como un desesperante Zaragoza, que ya no levantaría cabeza.

Por primera vez en la temporada, Baraja debía diseñar un plan para remontar, pero el técnico no cambió nada. Eguaras, tan lento de piernas como de mente, tampoco encontraba movimiento por delante y el Málaga se relamía ante la inoperancia colectiva de su oponente.

Todo fue a peor antes de la media hora. El enésimo balón perdido por Eguaras dio origen al segundo tanto del Málaga, que volvió a descoser a la defensa zaragocista. Chavarría cayó a un lado para ganar en la carrera a Atienza como el que supera a un bebé y poner un centro medido a Caye, que se había burlado de Guitián para lograr el gol. En menos de media hora, el Zaragoza no había hecho otra cosa que perder el tiempo.

Tras el descanso, todo cambió. La entrada de Vuckic y, sobre todo, de Bermejo aportó a los aragoneses la sangre fresca que precisaba. Baraja acertó al sacar del campo a los dos extremos. También lo clavó dando entrada a Papu y Adrián por Ros para encontrar más juego entre líneas y fluidez en la circulación. Porque el Zaragoza con velocidad y jugadores con buen pie es otro bien distinto. El cielo se abrió, aunque daba la sensación de que era demasiado tarde. A buenas horas.

Después de que Chavarría perdonara el tercero comenzaron a llegar las numerosas ocasiones de los locales. Un centro-chut de Vuckic, una rosca de Narváez y un disparo con la derecha de Nieto evidenciaron que algo había cambiado. Pero tampoco Papu, en una clarísima ocasión, y otra vez Narváez tuvieron puntería. Sí acertó Adrián al empujar un gran centro del colombiano, mucho mejor en banda. Pero apenas quedaban diez minutos y el Zaragoza, aunque no dejaba de empujar, acusaba el desgaste. Había corrido demasiado sin sentido en una primera mitad en la que perdió mucho más que el tiempo.

Real Zaragoza: Álvarez; Tejero, Atienza, Guitián, Nieto (Pep Chavarría, min. 80); Larra (Bermejo, min. 46), Eguaras, Javi Ros (Adrián, min. 65), Zanimacchia (Vuckic, min. 46); Narváez y G. Fernández (Papu, min. 65).

Málaga CF: Juan Soriano; I. Calero, Josua M., Juande, Matos; Escassi, Luis Muñoz (David Lombán, min. 91), Ramón (Benkhemassa, min. 77); Caye Quintana (Jozabed, min. 91), Chavarría (Cristian, min. 67) y Rahmani (Jairo Samperio, min. 77).

Goles: 0-1: Chavarría (min. 16), 0-2: Caye Quintana (min. 26), 1-2: Adrián (min. 83).

Árbitro: Ortiz Arias (Colegio madrileño). Mostró cartulina amarilla a Tejero en los locales y a Juande y Chavarría en los visitantes.