No es moneda de uso común que un futbolista tenga un coche como un Seat León con más de siete años desde que lo compró y que admita que no le atrae nada la vida de lujo que su salario sí se puede permitir: «Es que no soy muy fan de los coches caros, la verdad. Soy muy normal. No me gustan las cosas raras, ni presumir o demostrar que tengo un coche mejor que el de muchos. Tampoco me gusta llevar muchas marcas de ropa, ni ponerme peinados raros ni cosas excéntricas. Me gusta ser un tipo corriente», explica Eguaras.

En ese sentido, el futbolista navarro, que hoy cumple 27 años, se aleja del perfil de otros. «A mí me gusta salir con mi gente y pasar desapercibido. Yo antes que futbolista soy persona. Esta es una profesión que me permite ganarme la vida bien pero hasta ahí, fuera de ello soy un tío normal».

En esa normalidad a la que aspira Eguaras desde que empezó en el fútbol y se formó en la cantera del Athletic tiene mucho que ver el ideario del club vasco, donde han salido futbolistas como Óscar de Marcos, buen amigo del centrocampista del Zaragoza y todo un ejemplo de vida alejada de los cánones de la burbuja en la que habitan otros jugadores. De Marcos, por ejemplo, visita a niños enfermos en hospitales de manera anónima y, siempre que se lo permite su actividad, al menos una vez a la semana.

Los valores del Athletic

«En la cantera del Athletic una cosa que te enseñan es a comportarte como una persona normal. En Bilbao se vive tanto el fútbol que una vez que has hecho tu trabajo te insisten y te hacen ver que tu vida tiene que ser después normal», señala el jugador del Real Zaragoza con una sonrisa que delata el agradecimiento a los valores que le llegaron por entrar en esa cantera en el 2004 y en infantiles.

«Hay mucho más allá que ser futbolista, eso lo tengo muy claro. A mí me gusta perderme con mis amigos, tomar algo, jugar a los bolos o pasear el perro. Eso me tranquiliza y me divierte», concluye.