Lo dejó entrever el propio Luis Suárez en su presentación. «A nivel individual el Zaragoza es el pico de mi carrera, que es corta aún. Es el mejor club en el que he estado y se puede decir que puede ser un trampolín», aseguró. La realidad es que el Watford, al que Lalo Arantegui, director deportivo zaragocista, dio las gracias por las facilidades que dio para esta cesión, se toma esta temporada como la prueba de fuego, el año de rendimiento del futbolista, en el que debe proseguir su evolución y demostrar que está para llegar al más alto nivel. El club inglés, donde el jugador tiene tres años más de contrato, es el destino último de Luis Suárez y la idea es que en la próxima temporada, en la 20-21, compita en la élite, sea en la Premier o, por qué no, en el Zaragoza si sube a Primera.

Luis Suárez no ocupa plaza de extranjero al estar casado con una española, pero todavía no tiene el pasaporte, aunque es cuestión de pocos meses, pero eso hacía que el Watford solo contemplara una nueva cesión, sin opción de compra, en España y el Zaragoza era un destino ideal tras el paso por el Nástic por la mayor exigencia y la presión. Si en el club catalán dio el pasado verano el salto al fútbol profesional, ahora se estima en el Watford que la etapa de formación ya ha acabado, que el curso pasado fue de menos a más y que en este tiene que dar el salto y ser clave en un proyecto de ascenso en un club importante.

El Watford, su equipo de captación, apostó fuerte por Luis Suárez en el 2016 para llevarlo al filial del Granada, donde también estaban Pervis Estupiñán o Martin Hongla, que también dependían del club inglés. En el caso de Suárez el nombre estaba en rojo en la agenda del Watford desde principios de 2015, cuando el futbolista ni siquiera tenía 18 años por sus buenos movimientos y por su facilidad ante el gol. Entonces, pertenecía a la Escuela de los Ciclones de Cali, que tiene una colaboración con Leones de Itagüí, el equipo donde el ariete debutó en el fútbol colombiano.

Un torneo en el 2015 en Cali donde Suárez fue el jugador más destacado intensificó el seguimiento del equipo de captación del Watford hasta lanzarse a su fichaje. Al llegar a España, en ese primer año en el filial del Granada, le costó la adaptación y solo anotó cinco dianas, estando muy lejos de las prestaciones que exhibió Matheus, ariete brasileño que acaba de ascender a Segunda con el Mirandés.

El final oficial de la colaboración entre el Watford y el Granada le condujo en el verano del 2017 al Valladolid B, donde ya dio un salto significativo en la categoría de bronce, con 11 goles. Esto le llevó a Segunda, al Nástic, y ahora en el Zaragoza llega su prueba de fuego.