Perdió el Real Zaragoza en su estadio. Desafortunadamente, esa afirmación cada vez es más habitual, pero no menos dolorosa. El equipo blanquillo parece empeñado en acabar sufriendo hasta el final por la permanencia en Segunda División y no hay manera de aprovechar una oportunidad para meter la directa y adquirir una ventaja que, aunque no decisiva, sería muy importante y difícilmente salvable para los rivales. Pero no. Demasiado fácil sería.

La Romareda es un drama. O mucho mejor dicho, el Zaragoza en su estadio es un drama. Mejor que no acabe en lagrimones, por lo que pueda pasar. Volvió a caer, de nuevo sin merecerlo, pero se fue de vacío. Son ya siete derrotas en casa esta temporada, las mismas que en las dos peores campañas en la categoría de plata desde el último descenso, pero todavía restan dos choques, ante el Sporting y el Numancia, para conseguir el dudoso honor de ser el peor Zaragoza en casa de esta etapa negra en Segunda. Son 24 de 57 puntos posibles y menos de un tercio de encuentros en el feudo blanquillo acaban en triunfo. Así es imposible a todas luces.

Paradójicamente, estos paupérrimos números llegan en el curso en el que más viva está la grada gracias al récord de abonados. El estadio está muy lejos de ser un cementerio, pero La Romareda, en cuanto a los puntos obtenidos, es una tumba que puede derivar en una sentencia de muerte si el equipo acaba en Segunda B. Habrá que tocar madera.

En el cómputo global del encuentro el Deportivo no fue mejor ni mereció ganar, pero sí que fue más eficaz. No jugó mejor que el Zaragoza, pero marcó una más que el conjunto aragonés. El fútbol se basa en resultados y el conjunto aragonés no domina las áreas. Suena repetitivo y aburrido, pero es una realidad. Arriba, Pep Biel fue el mayor generador de peligro, por encima de los llamados hombres gol. Álvaro Vázquez jugó tirado a la izquierda y no estuvo casi nada acertado, mientras que Marc Gual volvió a ser Marc Gual. Tuvo tres disparos, dos de ellos francos y claros dentro del área, pero no acertó a marcar. Un delantero vive del gol, pero también de la constancia y el de Badalona sigue negado más allá del gran partido ante el Córdoba. En casa suma el Real Zaragoza 17 goles en 19 partidos. No llega a uno por encuentro y, además, ayer sumó su octavo encuentro sin ver puerta en su feudo.

Sinónimo de problemas

Por otro lado, el Deportivo tuvo simplemente dos ocasiones y aprovechó la segunda tras un error en la marca de Nieto.Problemas atrás sin dominar. No necesitó más, porque a este Zaragoza, frágil, blando y liviano, se le gana con muy poco. Un equipo cometió errores y no acertó y el otro todo lo contrario. El Zaragoza fue mejor a los puntos, pero falló de cara a la meta contraria, mientras que los gallegos no lo hicieron.

Comentan los entendidos del balompié la necesidad de cumplir, con matices, con la media inglesa, que consiste en ganar en casa y empatar fuera. En el Zaragoza, hacer una buena temporada en casa supone estar en el playoff de ascenso. Vaya, como en la mayoría de equipos.

Estas siete derrotas (hasta ahora) igualan con las campañas 16-17, que terminó en salvación gracias al empate contra el Girona que le servía a ambos para su objetivo; y con la 13-14, la primera tras el descenso, y que acabó con el Zaragoza 14º y también con la zona roja acechando más de lo deseable.

El curso del bochorno del Llagostera (15-16) fueron seis los partidos perdidos en La Romareda y ahí se rozó, pero no se logró. Sí que se acabó jugando la promoción el curso pasado, tras una segunda vuelta prácticamente inmaculada con solo una derrota ante el Sevilla Atlético (fueron tres en todo el curso); y en la 14-15, que fueron cuatro duelos perdidos en Liga más el de playoff contra el Girona. No ser contundente en casa es sinónimo de problemas.