10 de septiembre del 2015. El Real Madrid anuncia a bombo y platillo el fichaje de Víctor Fernández como nuevo director de la cantera del club blanco. Entre sus cometidos, la «formación, dirección y coordinación» de los equipos técnicos de todas las categorías inferiores, así como la «actividad de captación» de la entidad, tanto a nivel nacional como internacional. Víctor pasaba a formar parte de un comité técnico de la cantera integrado también por el director de Fútbol, Ramón Martínez; el responsable de Captación, José Antonio Calafat; y el director general, José Ángel Sánchez.

El ahora entrenador del Real Zaragoza firmaba por dos años -el club aseguraba que el vínculo era hasta el 2018- «pero pensaba que iba a estar cuatro o cinco. Es lo que me merecía», admitiría un par de años más tarde. Pero ni siquiera cumplió ese segundo aniversario. En junio del 2017, el Real Madrid decidió poner punto y final al vínculo que le unía con el técnico. No incluyó la entidad en su comunicado las razones que le habían llevado a tomar una decisión que dejaba en el paro a Víctor, que se fue a vivir a Sanxenxo.

Los medios capitalinos advertían, eso sí, de las tensiones existentes entre Víctor y algunos técnicos de la cantera, así como con el propio Martínez. Aunque fue más determinante el regreso a la entidad de Raúl González, ya retirado como futbolista y al que había que hacer hueco. «No supieron darme una explicación a pesar de que yo me había dejado la vida. Fue algo vacía la reunión. Simplemente me dijeron que no iba a seguir, que volvía Raúl y que no sabían dónde ponerlo en el organigrama del club», explicó Víctor hace un año en el programa El Transistor de Onda Cero.

El técnico salió escocido de Valdebebas. «Me ha dejado mucho dolor. No sé qué pasó. El director general, José Ángel Sánchez, que es una persona muy lista y que sabe moverse en este mundo, estuvo vacío. No me dio una argumentación clara», reiteró el entrenador al rememorar su paso por la casa blanca.

Dos años y medio después de aquel mal trago, Víctor se reencuentra con el Real Madrid. Lo hará en casa: La Romareda y desde un banquillo al que nunca pensó volver. «Me dejé llevar por el corazón», admitió el preparador aragonés tras ser reclamado por el Real Zaragoza para salvar, la pasada temporada, a un alma en pena que deambulaba directo al abismo. Cumplió y lo salvó. Misión cumplida.

Quizá la venganza deportiva no está en la mente de Víctor. Porque es el retorno a Primera su única obsesión, pero la Copa le traslada ahora por unos días a aquella experiencia «extraordinaria» y también a esa salida por la puerta falsa. «Pensaba que mi paso por el Real Madrid iba a ser definitivo y que acabaría mi carrera allí», reconoció el zaragozano. No será así. Quizá lo haga en el Real Zaragoza. En casa. En la tierra de la que es profeta y en el club donde su nombre es sagrado. El Madrid ya es otra historia.